(Libertad Digital) El seleccionador francés, Jacques Santini, realizó tres cambios respecto al partido contra Inglaterra. Devolvió los galones en el centro de la defensa a Desailly -su ausencia había abierto el primer debate en el equipo-, dio entrada en el centro del campo a Dacourt -por el lesionado Makelele-, y entregó la banda derecha a Wiltord, en lugar de Pires.
Francia siguió siendo un conjunto rocoso, que se impone en el campo, pero que no deslumbra. Sin la chispa de "su" Mundial de 1998 o la solvencia de la pasada Eurocopa, no tuvo más que a Zidane para desequilibrar en el primer tiempo, y eso le bastó. El madridista, que ha llegado cansadísimo a Portugal, ha recuperado el ánimo gracias a los dos goles de última hora que marcó contra Inglaterra y, frente a Croacia, ha vuelto a asumir el control. Todo lo bueno que pasó en el primer tiempo lo firmó Zizou . Fabricó el primer gol, con un golpe franco que terminó por introducirse Igor Tudor en propia meta (m.22), y sirvió otro, al elevar el balón de tacón tras un saque de esquina, pero Gallas cabeceó alto con todo a favor. El campeón europeo, sin embargo, dio por acabado el trabajo antes de tiempo, porque Croacia no se había acercado a su meta en toda la primera mitad.
Pero el equipo de Otto Baric sólo necesitó siete minutos para desvelar las lagunas defensivas de un conjunto que, tras estar más de mil minutos sin encajar un gol, ahora se muestra inseguro. Francia volvió a sufrir por Silvestre, que, escorado a la izquierda para dejar sitio a Desailly, fue un desastre. En el minuto 48, arrolló a un rival y propició el empate de Rapaic, de penalti . Cuatro minutos después, se comió el amago de Dado Prso , que le superó con un globito y aprovechó un increíble fallo en el despeje del propio Desailly. Con el marcador en contra, apurado por el recuerdo de su temprana eliminación mundialista, la selección francesa volvió a aliarse con la suerte para evitar la sorpresa.
De nuevo, como contra Inglaterra, le salvó su capacidad para leer los errores del rival. Esta vez fue una mala cesión de Tudor, en su peor noche, que no acertó a despejar el meta Butina y que aprovechó David Trezeguet tras llevarse el balón con el brazo. Lo siguió intentado el equipo galo con fe, y en una nueva acción de fortuna que pudo llegar la victoria por medio de Robert Pires y Henry. En el último minuto, Ivica Mornar envió el balón fuera, solo ante Barthez, cuando gozaba de una inmejorable ocasión para dar los tres puntos a su equipo.
Francia siguió siendo un conjunto rocoso, que se impone en el campo, pero que no deslumbra. Sin la chispa de "su" Mundial de 1998 o la solvencia de la pasada Eurocopa, no tuvo más que a Zidane para desequilibrar en el primer tiempo, y eso le bastó. El madridista, que ha llegado cansadísimo a Portugal, ha recuperado el ánimo gracias a los dos goles de última hora que marcó contra Inglaterra y, frente a Croacia, ha vuelto a asumir el control. Todo lo bueno que pasó en el primer tiempo lo firmó Zizou . Fabricó el primer gol, con un golpe franco que terminó por introducirse Igor Tudor en propia meta (m.22), y sirvió otro, al elevar el balón de tacón tras un saque de esquina, pero Gallas cabeceó alto con todo a favor. El campeón europeo, sin embargo, dio por acabado el trabajo antes de tiempo, porque Croacia no se había acercado a su meta en toda la primera mitad.
Pero el equipo de Otto Baric sólo necesitó siete minutos para desvelar las lagunas defensivas de un conjunto que, tras estar más de mil minutos sin encajar un gol, ahora se muestra inseguro. Francia volvió a sufrir por Silvestre, que, escorado a la izquierda para dejar sitio a Desailly, fue un desastre. En el minuto 48, arrolló a un rival y propició el empate de Rapaic, de penalti . Cuatro minutos después, se comió el amago de Dado Prso , que le superó con un globito y aprovechó un increíble fallo en el despeje del propio Desailly. Con el marcador en contra, apurado por el recuerdo de su temprana eliminación mundialista, la selección francesa volvió a aliarse con la suerte para evitar la sorpresa.
De nuevo, como contra Inglaterra, le salvó su capacidad para leer los errores del rival. Esta vez fue una mala cesión de Tudor, en su peor noche, que no acertó a despejar el meta Butina y que aprovechó David Trezeguet tras llevarse el balón con el brazo. Lo siguió intentado el equipo galo con fe, y en una nueva acción de fortuna que pudo llegar la victoria por medio de Robert Pires y Henry. En el último minuto, Ivica Mornar envió el balón fuera, solo ante Barthez, cuando gozaba de una inmejorable ocasión para dar los tres puntos a su equipo.