L D (EFE) El Ariane-5 ECA, preparado para llevar cargas de hasta diez toneladas, tendrá una nueva oportunidad el próximo mes de octubre, con una misión en la que deberá poner en órbita el satélite de telecomunicaciones estadounidense XTAR, que ofrecerá servicios a varios países, entre esos España, señalaron responsables de Arianespace.
Además, también se instalará una maqueta como segunda carga útil para sumar un peso total de cerca de nueve toneladas que servirá para poner a prueba la lanzadera, reformada respecto a la que falló en su primer vuelo comercial en diciembre de 2002 con dos satélites, de Eutelsat y del Centro Nacional de Estudios Espaciales de Francia.
La dirección del consorcio europeo también ha programado un segundo lanzamiento de un Ariane-5 ECA en diciembre próximo con dos satélites como carga, uno de ellos el Helios-2A francés para usos militares. Con estas dos operaciones se intentará no sólo dejar atrás el varapalo sufrido con la primera misión del Ariene-5 ECA que obligó a reprogramar todo su desarrollo, sino también hacer olvidar la penosa misión concluida la pasada madrugada, finalmente con éxito, de una de sus lanzaderas Ariane-5 en su versión "genérica".
En efecto, el despegue tuvo que ser suspendido tres veces esta misma semana, la primera en la noche del lunes al martes, al detectarse un fallo en el sistema eléctrico pocas horas antes del momento del despegue. Tuvo que retrasarse de nuevo en la noche del jueves al viernes por las nubes que cubrían la base de lanzamiento en Kurú, en la Guayana francesa, y que amenazaban con tormentas, y una última vez la madrugada siguiente por una anomalía en la mesa de lanzamiento descubierta cuando se estaban llevando a cabo las últimas verificaciones.
Finalmente, el cohete pudo despegar esta noche a las 00.44 GMT, y ascender verticalmente durante seis segundos, antes de virar ligeramente al este para reducir al máximo las resistencias aerodinámicas durante toda la fase de la ascensión.
También como estaba previsto, 28 minutos y 37 segundos después de que el Ariane-5 se despegara del suelo, el satélite canadiense ANIK F2 se separó de la lanzadera e inició una serie de maniobras para su ubicación en una órbita geoestacionaria (a unos 36.000 kilómetros de altura) a 111,1 grados oeste, sobre el Océano Pacífico.
Además, también se instalará una maqueta como segunda carga útil para sumar un peso total de cerca de nueve toneladas que servirá para poner a prueba la lanzadera, reformada respecto a la que falló en su primer vuelo comercial en diciembre de 2002 con dos satélites, de Eutelsat y del Centro Nacional de Estudios Espaciales de Francia.
La dirección del consorcio europeo también ha programado un segundo lanzamiento de un Ariane-5 ECA en diciembre próximo con dos satélites como carga, uno de ellos el Helios-2A francés para usos militares. Con estas dos operaciones se intentará no sólo dejar atrás el varapalo sufrido con la primera misión del Ariene-5 ECA que obligó a reprogramar todo su desarrollo, sino también hacer olvidar la penosa misión concluida la pasada madrugada, finalmente con éxito, de una de sus lanzaderas Ariane-5 en su versión "genérica".
En efecto, el despegue tuvo que ser suspendido tres veces esta misma semana, la primera en la noche del lunes al martes, al detectarse un fallo en el sistema eléctrico pocas horas antes del momento del despegue. Tuvo que retrasarse de nuevo en la noche del jueves al viernes por las nubes que cubrían la base de lanzamiento en Kurú, en la Guayana francesa, y que amenazaban con tormentas, y una última vez la madrugada siguiente por una anomalía en la mesa de lanzamiento descubierta cuando se estaban llevando a cabo las últimas verificaciones.
Finalmente, el cohete pudo despegar esta noche a las 00.44 GMT, y ascender verticalmente durante seis segundos, antes de virar ligeramente al este para reducir al máximo las resistencias aerodinámicas durante toda la fase de la ascensión.
También como estaba previsto, 28 minutos y 37 segundos después de que el Ariane-5 se despegara del suelo, el satélite canadiense ANIK F2 se separó de la lanzadera e inició una serie de maniobras para su ubicación en una órbita geoestacionaria (a unos 36.000 kilómetros de altura) a 111,1 grados oeste, sobre el Océano Pacífico.