(Libertad Digital) Radev era conocido de la Policía búlgara desde el año 2000, cuando ya fue investigado por realizar actividades contra la seguridad del país, constatando su relación con terroristas de los Hermanos Musulmanes, un grupo radical egipcio. El Mundo explica, citando a la Unidad Central de Inteligencia (UCI) de la Comisaría General de Información, que “difundía ideas islamistas radicales y cooperaba con las estructuras islamistas en la región búlgara de Haskovo”. El informe policial sostiene que en junio de 2001, residiendo en España, asiste a los rezos de la mezquita madrileña de la M-30 aunque se va distanciando hacia postulados más radicales.
Conocido como “Anas el Turco”, de nacionalidad búlgara pero origen en Turquía, fue detenido el 8 de abril en su país por su posible relación con los explosivos por la célula terrorista del 11-M o con los teléfonos móviles. En este sentido, el juez Del Olmo recuerda en uno de sus autos que todavía no se descarta la implicación de búlgaros en la preparación de los atentados.
Instrucciones en español para fabricar explosivos
Cuando fue arrestado trascendió que tenía en su poder un manual de fabricación de explosivos aunque no se hizo público que estaba escrito en español. Ahora se ha sabido, cuenta el diario de Pedro J. Ramírez citando un documento de la UCI, que ocultaba un plano de uno de los embalses del río Lozoya, de Madrid. También tenía en su poder un listado de teléfonos manuscrito en el aparecía el nombre de Ahmidan. Los investigadores sospechan que se trataba de Jamal Ahmidan, “El Chino”, que se suicidó en el piso de Leganés.
El informe policial revela que el detenido residió en España en un primer periodo entre julio de 2001 y noviembre de 2002. Entonces, regresó a Bulgaria en compañía de “un árabe que hablaba español”. En diciembre de 2002 volvió a España y permaneció aquí hasta el 1 de marzo de 2004, sólo diez días antes del 11-M. El retorno a su país lo hizo en autobús.