España golea a China con lo justo en vísperas de la trascendental cita de Belgrado (3-0)

(Libertad Digital) España arrancó bien y ya iba por delante en el marcador cuando sólo se habían disputado tres minutos de juego gracias a un agarrón absurdo dentro del área de Zhao Junzhe a Luque. El árbitro Lucilio Cardoso señaló el penalti y Fernando Torres fue el encargo de transformar desde los once metros. Los hombres de Luis Aragonés se gustaban, especialmente gracias a la conexión Xavi-De la Peña. Los dos cumplieron a la perfección. El equipo español se dio un paseo en el Helmántico mientras que China en nada tuvo que ver con el equipo que exhibió en el Mundial de Corea y Japón. Con tres centrales, una defensa de cinco, el conjunto asiático jugó con mucho miedo.

De la Peña fue sin duda el gran protagonista. Tiró de sus pases de delineante, de escuadra y cartabón, especialmente uno, a los once minutos, con destino a Joaquín, que levantó la admiración del personal. Al cántabro se le ve a gusto en el campo y disfruta como nunca del fútbol. Y si enfrente no hay nada con poso, las diferencias son abismales. Funcionó la fluidez y la circulación de España. Es algo que persigue siempre Luis Aragonés. Sin embargo, a los suyos les faltó más instinto depredador. Más gol. Se le anuló un tanto a Pablo, siempre atento en el juego aéreo y Albelda rozó el 2-0 con un disparo seco, aunque el gol no llegó hasta que Xavi acertó su libre directo al borde del área.

Tras el descanso Luis cambió el equipo. Dio el testigo a Sergio Ramos y a Mista, que debutaban. La dupla Valerón-Orbáiz ocupó el sitio de Xavi-Albelda. Reyes se echó al costado izquierdo. Joaquín apareció más y España jugó con mucho toque y con las diagonales de Iván de la Peña hacia Reyes como principal argumento defensivo. Con todo este arsenal  de jugadorazos -Joaquín, Reyes, De la Peña, Valerón-, siempre se puede esperar detalles de altura. En uno de ellos, Joaquín, a su aire, mandó una hermosa vaselina que levantó al público de la grada. Era el 3-0.

Había mucho interés por ver el debut de Sergio Ramos. El sevillista ha sido la gran sensación de esta concentración. Cumplió. También Del Horno, muy serio. Lo mismo que Mista, activo y dinámico aunque sin gol. A partir del 3-0, España cumplió sus deberes sin abusar en demasía y elevó su moral antes de volar a Belgrado, donde no se encontrará con un caramelo como China, un rival flojo y en plena reconstrucción, sino con una potente Serbia y Montenegro que espera estropear el camino de los de Luis Aragonés hacia Alemania 2006.