L D (EFE) La cita con las urnas tenía un valor político importante, no sólo porque el gobierno de las regiones supone una indudable cuota de poder, sino porque marca una tendencia de cambio a poco más de un año para los comicios legislativos, en los que se verán frente a frente a Silvio Berlusconi y Romano Prodi.
Las elecciones se han celebrado en trece de las veinte regiones italianas y en ellas hasta ahora el reparto beneficiaba al centroderecha (8 a 5). Sin embargo, los sondeos a pie de urna y las primeras proyecciones ofrecidas por Interior basadas en el recuento oficial dan a los progresistas de El Olivo la victoria en las cinco regiones que ya gobernaba (Emilia-Romaña, Toscana, Las Marcas, Campania y Umbria). Asimismo, está en condiciones de ganar en Piamonte, Calabria, Liguria y Abruzzo y marcha por delante en la región del Lazio, todas ellas controladas hasta ahora por los conservadores, que sólo se imponen claramente en Lombardía y Véneto.
La igualdad hace difícil un pronóstico en la región de la Apulia, por lo que a última hora de la tarde del lunes se aventuraba un recuento hasta el último voto. Las fuerzas que integran El Olivo cantaron victoria al haber dado la vuelta al panorama político italiano y el líder de su principal partido, Piero Fassino (Demócratas de Izquierda), cifró en siete u ocho puntos la ventaja de su coalición sobre el centroderecha de La Casa de las Libertades. "Ha habido un desplazamiento de varios millones de votos en nuestro favor", clamó Fassino, que atribuyó el resultado al liderazgo de Romano Prodi y a la mala gestión de los conservadores, en especial del Gabinete de Berlusconi.
El aludido, Romano Prodi, no ocultó su satisfacción y ya apuntó que este éxito es la antesala de las elecciones legislativas de la primavera de 2006. "Con este voto los italianos nos piden que nos preparemos a gobernar para hacer crecer el país. Italia necesita credibilidad y esperanza", dijo el ex primer ministro y ex presidente de la Comisión Europea. En caliente, y todavía con datos provisionales, varios dirigentes del centroderecha pidieron que se abra una reflexión para evaluar las causas de este resultado y analizar la vía para recuperar el terreno perdido.
Las elecciones se han celebrado en trece de las veinte regiones italianas y en ellas hasta ahora el reparto beneficiaba al centroderecha (8 a 5). Sin embargo, los sondeos a pie de urna y las primeras proyecciones ofrecidas por Interior basadas en el recuento oficial dan a los progresistas de El Olivo la victoria en las cinco regiones que ya gobernaba (Emilia-Romaña, Toscana, Las Marcas, Campania y Umbria). Asimismo, está en condiciones de ganar en Piamonte, Calabria, Liguria y Abruzzo y marcha por delante en la región del Lazio, todas ellas controladas hasta ahora por los conservadores, que sólo se imponen claramente en Lombardía y Véneto.
La igualdad hace difícil un pronóstico en la región de la Apulia, por lo que a última hora de la tarde del lunes se aventuraba un recuento hasta el último voto. Las fuerzas que integran El Olivo cantaron victoria al haber dado la vuelta al panorama político italiano y el líder de su principal partido, Piero Fassino (Demócratas de Izquierda), cifró en siete u ocho puntos la ventaja de su coalición sobre el centroderecha de La Casa de las Libertades. "Ha habido un desplazamiento de varios millones de votos en nuestro favor", clamó Fassino, que atribuyó el resultado al liderazgo de Romano Prodi y a la mala gestión de los conservadores, en especial del Gabinete de Berlusconi.
El aludido, Romano Prodi, no ocultó su satisfacción y ya apuntó que este éxito es la antesala de las elecciones legislativas de la primavera de 2006. "Con este voto los italianos nos piden que nos preparemos a gobernar para hacer crecer el país. Italia necesita credibilidad y esperanza", dijo el ex primer ministro y ex presidente de la Comisión Europea. En caliente, y todavía con datos provisionales, varios dirigentes del centroderecha pidieron que se abra una reflexión para evaluar las causas de este resultado y analizar la vía para recuperar el terreno perdido.
El centroderecha ganó los comicios legislativos de 2001 con mayoría absoluta, pero desde entonces los progresistas han sumado victorias en los comicios parciales celebrados posteriormente, para elegir Ayuntamientos, renovar escaños puntuales en el Parlamento y en las europeas del año pasado.