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El Ciudad Real deja escapar vivo al Barcelona en el primer combate por la Champions (28-27)

El Barcelona ha logrado un excelente resultado en El Quijote Arena para afrontar con confianza la vuelta de la final de la Liga de Campeones de balonmano. El conjunto de Juan de Dios Román se ha mostrado inexperto y se ha topado con Peric y Barrufet en la línea de siete metros, por lo que, a pesar de ganar (28-27), la corta renta puede pasarle factura en el Palau el próximo sábado en el encuentro que decidirá qué equipo español es el nuevo campeón de Europa.

El Barcelona ha logrado un excelente resultado en El Quijote Arena para afrontar con confianza la vuelta de la final de la Liga de Campeones de balonmano. El conjunto de Juan de Dios Román se ha mostrado inexperto y se ha topado con Peric y Barrufet en la línea de siete metros, por lo que, a pesar de ganar (28-27), la corta renta puede pasarle factura en el Palau el próximo sábado en el encuentro que decidirá qué equipo español es el nuevo campeón de Europa.

L D (EFE)  La agresividad de la defensa barcelonista, pese al elevado número de exclusiones, y el brazo resolutivo de Iker Romero fueron claves para el equilibrio final. Incluso, el conjunto catalán podría haber arrancado un empate si los árbitros hubiesen visto la patada que Didier Dinart propinó al serbio Dragan Skrbic a la altura de las costillas cuando éste estaba tendido en el suelo. Los últimos 15 segundos, con ambos equipos enzarzados en empujones y reproches, serán el preámbulo del partido de vuelta, que se prevé de máxima tensión.

El Ciudad Real dominó a su adversario con claridad en dos fases del primer periodo: en los primeros compases y en los cinco últimos minutos, éstos los más trascendentales. Sin embargo, el exceso de errores e imprecisiones, repartidos y propios de la alta tensión del choque, fueron mejor aprovechados por el Barcelona. El conjunto catalán tardó en meterse en la pelea, pero cuando lo hizo acompañó a su mayor tensión defensiva un extraordinario trabajo del guardameta Dejan Peric.

La formación manchega aprovechó las la exclusiones al húngaro Laszlo Nagy y a Lukas Visey estas circunstancias para alcanzar una ventaja de tres goles en el tramo final, que mantuvo hasta el descanso (14-11). La marejada local la detuvo Iker Romero en ataque, magnífico desde el central -cinco tantos en estos primeros 10 minutos- mientras Espar exigió más agresividad en defensa, para lo que llegó a meter en pista al veterano Andrei Xepkin.

Atemperada la embestida manchega, el equipo catalán comenzó a dominar la situación hasta equilibrar la contienda (22-22) en el minuto 50. Jeppesen, Romero y Peric no encontraron oposición y los jugadores locales notaron el desgaste físico en el tramo decisivo. Solamente Mariano Ortega, más fresco que el resto, sacó el brazo con eficacia para llevar al Ciudad Real a una mínima ventaja, que ante la presión del Palau puede ser ridícula.

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