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LOS ACTOS COSTARON 37,5 MILLONES DE EUROS

Los conciertos contra la pobreza no logran despertar el interés esperado por sus famosos promotores

El evento mundial Live 8 que aspira a impulsar a los líderes del mundo para que ayuden a acabar con la pobreza, y que se anunció como el mejor festival de música, reunió el sábado a grandes estrellas de la música en 10 conciertos, pero no logró reunir a los asistentes esperados. Ha costado unos 37,5 millones de euros y no ha estado exento de las críticas de quienes creen que sólo contribuye a impulsar regímenes corruptos.

El evento mundial Live 8 que aspira a impulsar a los líderes del mundo para que ayuden a acabar con la pobreza, y que se anunció como el mejor festival de música, reunió el sábado a grandes estrellas de la música en 10 conciertos, pero no logró reunir a los asistentes esperados. Ha costado unos 37,5 millones de euros y no ha estado exento de las críticas de quienes creen que sólo contribuye a impulsar regímenes corruptos.
(Libertad Digital) El Live 8 comenzó en la capital nipona con la islandesa Björk como principal estrella, y siguió con Londres, París, Roma y Berlín, además de Moscú y Johannesburgo, para acabar en Filadelfia y Toronto. Londres fue la sede principal de esta cruzada contra la pobreza organizada por el rockero irlandés Bob Geldof, que esperaba reunir a un millón de personas en estos eventos, con los que presionar a los dirigentes del G8 que la próxima semana celebran una cumbre en Escocia. "Mahatma Gandhi liberó un continente, Martin Luther King liberó a un pueblo y Nelson Mandela liberó un país. Sí funciona, tendrán que escuchar", comentó Geldof a los alrededor de 200.000 asistentes al concierto en Hyde Park.
 
Geldof hizo historia hace 20 años con la celebración de Live Aid, unos conciertos que lograron recaudar millones para acabar con la hambruna en Etiopía. El ex Beatle Paul McCartney, U2 y su carismático cantante Bono –que abrieron el espectáculo con una interpretación de "Sergeant Pepper's Lonely Hearts Club Band", de The Beatles– Coldplay, Elton John, Pink Floyd, Madonna y Sting fueron algunas de las grandes estrellas del evento londinense, que contó con la presencia sorpresa del presidente de Microsoft, Bill Gates, pero con menos asistentes de los esperados.
 
Zucchero en Roma o Green Day en Berlín fueron otra de los artistas de unos conciertos que contaron con una menor presencia en Johannesburgo  (apenas 4.000 personas, frente a los 40.000 esperados) o en Tokio, donde el aforo se quedó a la mitad.
 
Al menor número de asistentes de lo esperado se unen las críticas que ha recibido Geldof por la práctica ausencia de artistas africanos en los conciertos. El músico Peter Gabriel preparó una actuación más pequeña para ellos y se añadió Johannesburgo a la lista de las sedes, pero eso no ha bastado para que los detractores de Geldof le acusen de un "apartheid cultural".
 
La iniciativa, que ha costado alrededor de 25 millones de libras (unos 37,5 millones de euros) ha sido ampliamente alabada por las organizaciones humanitarias, aunque otros temen que este tipo de actos sólo sirvan para impulsar regímenes corruptos. También se muestran escépticos por la capacidad de las estrellas del rock de cambiar las cosas.
 
 

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