L D (EFE) El Madrid salió decidido en el Pabellón Pionir a establecer la diferencia de jerarquía con el jovencísimo Partizan. Axel Hervelle y Bullock se encargaron de reflejar en el marcador la ambición del equipo español, aunque los locales arrancaron con una clarividencia lanzadora poco usual. Así, el conjunto belgradense firmó un cien por cien de efectividad en los cinco primeros minutos. Ni un solo fallo en siete lanzamientos y 13-13. Pero el Madrid no le iba a la zaga. En la estadística también figuraba un nada despreciable cinco de siete para los hombres de Bozidar Maljkovic.
La buena salida local era una daga envenenada, pero acabó chocando con la muñeca de seda de Bullock, que firmó diez puntos en ocho minutos con un sólo error en el tiro (2/2 en triples y 4/4 en tiros libres), así como con el inagotable trabajo de Hervelle y el cada vez mejor Marco Tomas, lo que mantuvo al cuadro madridista por delante (18-25, m.10). La mayor amenaza para el Real Madrid anidaba en el escolta Kosta Perovic, impulsor del parcial de 7-0 que abrió el segundo cuarto. Un ex madridista, el hispano-serbio Nikola Loncar, cerró la serie desde los 6,25 y equilibró el tanteo (25-25). Los blancos encajaron el golpe, devolvieron a Bullock al parqué y respondieron con un 0-8 que llevó al Partizan a solicitar un tiempo muerto (25-33).
La rapidez y amplitud de la reacción animó aún más al Madrid. Un 2-7 le reforzó hasta tal punto (29-40) que Maljkovic decidió foguear al serbio Nezdvad Sinanovic en los prolegómenos del intermedio, que interrumpió el juego con el campeón de la ACB nueve puntos por delante de sus anfitriones (31-40). Mickael Gelabale y Hervelle distanciaron al bloque español nada más regresar a la acción (31-46) sin que los serbios dieron el brazo a torcer. El Partizan insistió a través de un 9-2 (40-48) y Mous Sonko asumió la responsabilidad frente a un rival que no cejó en su empeño y acabó el tercer corte en situación de seguir dando guerra (52-57) tras otra serie, ésta de 7-2.
La persecución belgradense era más intensa que nunca, y hacía falta Bullock. El estadounidense entró otra vez al choque y lo dejó visto para sentencia. Convirtió diez puntos en cuatro minutos (dos tiros libres, una cesta de dos y un par de triples), cedió el testigo a Sonko para que acabase el trabajo y remató a un Partizan que perdió toda opción de victoria cuando el base norteamericano concretaba el 54-67 tras una falta técnica de Dejan Milojevic.
La buena salida local era una daga envenenada, pero acabó chocando con la muñeca de seda de Bullock, que firmó diez puntos en ocho minutos con un sólo error en el tiro (2/2 en triples y 4/4 en tiros libres), así como con el inagotable trabajo de Hervelle y el cada vez mejor Marco Tomas, lo que mantuvo al cuadro madridista por delante (18-25, m.10). La mayor amenaza para el Real Madrid anidaba en el escolta Kosta Perovic, impulsor del parcial de 7-0 que abrió el segundo cuarto. Un ex madridista, el hispano-serbio Nikola Loncar, cerró la serie desde los 6,25 y equilibró el tanteo (25-25). Los blancos encajaron el golpe, devolvieron a Bullock al parqué y respondieron con un 0-8 que llevó al Partizan a solicitar un tiempo muerto (25-33).
La rapidez y amplitud de la reacción animó aún más al Madrid. Un 2-7 le reforzó hasta tal punto (29-40) que Maljkovic decidió foguear al serbio Nezdvad Sinanovic en los prolegómenos del intermedio, que interrumpió el juego con el campeón de la ACB nueve puntos por delante de sus anfitriones (31-40). Mickael Gelabale y Hervelle distanciaron al bloque español nada más regresar a la acción (31-46) sin que los serbios dieron el brazo a torcer. El Partizan insistió a través de un 9-2 (40-48) y Mous Sonko asumió la responsabilidad frente a un rival que no cejó en su empeño y acabó el tercer corte en situación de seguir dando guerra (52-57) tras otra serie, ésta de 7-2.
La persecución belgradense era más intensa que nunca, y hacía falta Bullock. El estadounidense entró otra vez al choque y lo dejó visto para sentencia. Convirtió diez puntos en cuatro minutos (dos tiros libres, una cesta de dos y un par de triples), cedió el testigo a Sonko para que acabase el trabajo y remató a un Partizan que perdió toda opción de victoria cuando el base norteamericano concretaba el 54-67 tras una falta técnica de Dejan Milojevic.