LD (EFE) Un coche-bomba explotó este jueves en la ciudad de Nayaf y causó la muerte de al menos diez personas. Previamente, la cadena de televisión Al-Yazira había asegurado que la explosión causó veinte muertos y cincuenta heridos, unas cifras que han resultado erróneas, según las autoridades.
El automóvil se encontraba en un aparcamiento a la entrada del cementerio Wadi Esalam, considerado el mayor del mundo y situado en esta ciudad iraquí que es sagrada para los chiíes. El auto explotó en el lugar donde los familiares rezan la última oración antes de enterrar a algún allegado fallecido, pero casualmente el lugar estaba este jueves casi vacío.
Horas antes, en el barrio de Al-Alam, dos atentados con bomba provocaban la muerte de un policía y dejaban heridos a otros siete. El comandante Salam Jatab dijo que un artefacto explosivo estalló al paso de una patrulla de la policía por la calle Qatr al-Nada, y causó la muerte de un agente y heridas a otros cinco. Otros dos policías resultaron heridos cuando un segundo artefacto explotó contra un convoy que fue enviado para trasladar a los heridos de la primera explosión, añadió la fuente.
Además, la Policía iraquí anunció el hallazgo de siete cadáveres de identidad desconocida y con impactos de bala en distintas partes del cuerpo, en dos lugares en el barrio de Al-Ghazaliya, en el oeste de Bagdad.
El Comité de Ulemas Musulmanes (CUM), máxima autoridad suní en Irak, ha instado al cierre de todas las mezquitas suníes de Basora, en el sur del país, por temor a que se perpetren agresiones sectarias. En un comunicado, la asociación religiosa señala que la medida debe ser tomada por "el grave deterioro de la seguridad en la ciudad de Basora durante los últimos días, con asesinatos y tensiones interconfesionales".
En una entrevista concedida al canal de televisión Al-Yazira, Harith Dari, dirigente del comité, afirmó que más de cuarenta mil suníes han sido asesinados durante el Gobierno de transición presidido por el chií Ibrahim Yafari. Añadió que más de 1.500 de esas víctimas han sido asesinados desde el atentado contra un mausoleo chií en la localidad de Samarra, el 22 de febrero pasado.