L D (EFE) El coraje se impuso a la fortaleza física de los jugadores rusos que, desde el inicio del partido, se convirtieron en una verdadera muralla defensiva, difícil de superar para el cuadro vallisoletano, pero Pastor demostró conocer muy bien a su rival y supo aprovechar todas sus armas, fundamentalmente la defensa 5:1, con un brillante Ugalde de avanzado. De esta manera, el equilibrio en el marcador fue la tónica dominante en la primera parte del encuentro, con diferencias mínimas de dos goles para los pupilos de Maximov (10-12, min. 20) que se emplearon a fondo en defensa, pero los vallisoletanos no les fueron a la zaga e, incluso, con Asier Antonio jugando lesionado, supieron hacerles frente.
El BM Valladolid jugó como un bloque organizado -aunque también se produjeron algunos errores, fruto de la presión que impone una final-, lo que les permitió alcanzar el ecuador del partido con un tanto de ventaja (17-16), que supuso una inyección de moral para los jugadores locales. Durante el descanso, los vallisoletanos recargaron las pilas y salieron a la cancha dispuestos a realizar su mejor juego, demostrando a los aguerridos jugadores rusos que se puede defender bien sin necesidad de extralimitarse en sus funciones, puesto que el Chekhov acumuló diez exclusiones y una tarjeta roja directa (Kovalev, min.60).
Una vez el conjunto local impuso su ritmo de juego y comenzó a tutear a los rusos, las diferencias fueron aumentando hasta conseguir una primera ventaja destacable de cuatro tantos (22-18), que se fue manteniendo, a veces con cierta dificultad, hasta el minuto 50. A partir de este instante, los de Pastor echaron el resto y apretaron el acelerador a tope, gracias a la buena dirección de Chema Rodríguez, a la aportación en ataque de la práctica totalidad de los jugadores, con Gull y Muratovic al frente y, sobre todo, por la consistente defensa de los últimos minutos.
La renta llegó a alcanzar los ocho goles (36-28), pero Egorov anotó un último lanzamiento, a falta de 37 segundos para el final, y estableció el resultado definitivo (36-29), a pesar de que aún quedaban 37 segundos para una última jugada local. Pastor solicitó un último tiempo muerto, pero los rusos prefirieron volver a recurrir a la violencia -Kovalev fue expulsado con roja directa-, antes que permitir que el marcador se moviera, y nada se pudo hacer, aunque siete goles de ventaja son un paso de gigante y acercan al BM Valladolid a su primer título europeo.
El BM Valladolid jugó como un bloque organizado -aunque también se produjeron algunos errores, fruto de la presión que impone una final-, lo que les permitió alcanzar el ecuador del partido con un tanto de ventaja (17-16), que supuso una inyección de moral para los jugadores locales. Durante el descanso, los vallisoletanos recargaron las pilas y salieron a la cancha dispuestos a realizar su mejor juego, demostrando a los aguerridos jugadores rusos que se puede defender bien sin necesidad de extralimitarse en sus funciones, puesto que el Chekhov acumuló diez exclusiones y una tarjeta roja directa (Kovalev, min.60).
Una vez el conjunto local impuso su ritmo de juego y comenzó a tutear a los rusos, las diferencias fueron aumentando hasta conseguir una primera ventaja destacable de cuatro tantos (22-18), que se fue manteniendo, a veces con cierta dificultad, hasta el minuto 50. A partir de este instante, los de Pastor echaron el resto y apretaron el acelerador a tope, gracias a la buena dirección de Chema Rodríguez, a la aportación en ataque de la práctica totalidad de los jugadores, con Gull y Muratovic al frente y, sobre todo, por la consistente defensa de los últimos minutos.
La renta llegó a alcanzar los ocho goles (36-28), pero Egorov anotó un último lanzamiento, a falta de 37 segundos para el final, y estableció el resultado definitivo (36-29), a pesar de que aún quedaban 37 segundos para una última jugada local. Pastor solicitó un último tiempo muerto, pero los rusos prefirieron volver a recurrir a la violencia -Kovalev fue expulsado con roja directa-, antes que permitir que el marcador se moviera, y nada se pudo hacer, aunque siete goles de ventaja son un paso de gigante y acercan al BM Valladolid a su primer título europeo.