Ahora las investigaciones se dirigen a determinar la composición de la sustancia que habrían usado los ladrones comparando los síntomas de las víctimas de Torredembarra con las que sufrieron los mismos efectos en casas asaltadas de Murcia y Alicante. Los investigadores sospechan que podría tratarse de algún tipo de anestésico utilizado en odontología, que tiene efectos somnolientos inocuos y que únicamente deja como secuelas la sequedad bucal y un ligero picor ocular.
Fuentes de la Benemérita han explicado que aún no se han incautado de ninguno de estos aerosoles y que únicamente cuentan como prueba de la utilización de estos supuestos aerosoles con los síntomas que presentan las víctimas. Estos síntomas son coincidentes en algunos casos, por lo que han abierto una línea de investigación para determinar el producto que pueden haber utilizado los ladrones.
"Lo que estamos viendo es que el delito está evolucionando cada vez más, es como un virus que va mutando, el delito es igual pero su forma de cometerlo va cambiando", ha explicado un investigador, que certifica que tras el dispositivo policial montado contra los robos en viviendas en Cataluña, los "golpes" son cada vez más esporádicos y alejados entre sí.
"Para eludir la estructura policial, los ladrones cometen sus delitos con el denominado efecto acordeón", ha explicado el investigador, que reconoce que la confirmación de la hasta ahora leyenda urbana del uso por parte de ladrones de aerosoles anestésicos puede crear aún más alarma social.
El robo cometido el pasado fin de semana en Torredembarra con el supuesto uso de este aerosol anestésico se perpetró en una casa situada en el número 47 de la calle Alt de Sant Pere, donde los ladrones entraron por la primera planta tras trepar por la tubería del gas.
Según publica este martes el diario El Mundo, los ladrones desconectaron la línea telefónica y robaron cuanto encontraron en la casa: cuatro relojes, una cadena de oro, dos cámaras digitales, cinco anillos, una videocámara, brazaletes, dos teléfonos móviles, tres tarjetas de crédito y cartillas bancarias, además de 2.050 euros en metálico. El juzgado de instrucción número 2 de El Vendrell (Tarragona) se ha hecho cargo de la investigación de este robo.