LD (EFE) Las autoridades en Sderot, ubicada a unos seis kilómetros de la franja de Gaza, bloquearon al amanecer todos los accesos y no permitían la entrada ni la salida de vehículos, a excepción de los que sirven para el transporte de alimentos o para otros servicios a sus 23.000 habitantes. La medida es en protesta contra el Gobierno porque "no hace nada" para evitar el cese de los ataques palestinos con cohetes Al-Kasam.
El ministro de Defensa israelí, Amir Peretz, residente en esa localidad, declaró anoche que "en unas horas, en decenas de horas" las Fuerzas Armadas de Israel emprenderán "medidas drásticas", cuyas características no describió, "para poner fin a esos ataques". La Fuerza Aérea israelí atacó la madrugada de este martes un taller metalúrgico en Gaza, donde son montados esos cohetes artesanales, y causó daños en sus instalaciones.
El diputado Tsaji Hanegbi anunció que "esta ha sido una última advertencia y en las operaciones no se hará distinción entre las facciones ni sus dirigentes", en alusión a la posibilidad de que también puedan ser objeto de los ataques israelíes sus dirigentes políticos, entre estos el primer ministro Ismail Haniye, de Hamas.
El alcalde de Sderot, Eli Moyal, exige la dimisión del Gobierno del primer ministro Ehud Olmert "si no puede proteger a la población civil", en tanto que los legisladores de la derecha nacionalista lo presionan a "tomar medidas", entre estas la de invadir Gaza, de donde se retiró el Ejército en septiembre pasado.
Los palestinos han desarrollado tres generaciones de cohetes portátiles "Al-Kasam": los últimos de ellos, de dos metros de largo y unos noventa kilos de peso, llevan en su cabeza una carga explosiva de diez a veinte kilos y tienen un alcance de diez kilómetros. Entre los últimos cohetes disparados por los milicianos desde el norte de la franja de Gaza, un de ellos hizo impacto este lunes, aunque sin consecuencias, mientras visitaban la localidad el presidente del Estado, Moshé Katzav, y el ministro Peretz.