LD (EFE) En su primera rueda de prensa mensual en Downing Street tras las elecciones municipales del pasado jueves, el primer ministro británico, Tony Blair, rehusó fijar una fecha para su salida del Ejecutivo porque considera que establecer un calendario "paralizaría el funcionamiento del Gobierno". Subrayó que "no tengo intención de mantenerme en el poder eternamente" y prometió que habrá "una transición ordenada y estable".
Los llamamientos a favor de que Blair presente cuanto antes un calendario para su traspaso del poder ganaron intensidad tras la derrota en las elecciones municipales inglesas del pasado jueves y los últimos escándalos de su Gobierno. Los laboristas perdieron 319 concejales y dieciocho ayuntamientos.
La profunda remodelación del gabinete acometida Blair al día siguiente del desastre electoral, en el que colocó en puestos claves a sus leales colaboradores, ha contribuido a exacerbar los ánimos. Inmediatamente después, una cincuentena de diputados ha firmado una carta en la que se conmina al mandatario a poner una fecha de caducidad a su permanencia en el poder antes de finales de julio.
El ministro de Finanzas, Gordon Brown, considerado su sucesor, se ha limitado a exigir un traspaso "ordenado", en lo que se interpreta como un intento de no dividir aún más al partido. Mientras, algunos periódicos, incluido el influyente Financial Times, hablan del riesgo de "guerra civil" en el laborismo.