LD (EFE) Según la Policía local de Calella, los cuatro coches que fueron a parar al mar fueron extraídos mediante globos y aún falta por extraer un vehículo, ya que el estado turbio del mar ha dificultado estas labores.
Los Bomberos, junto con efectivos de otros cuerpos de emergencia, han rastreado la zona de Calella (Barcelona) durante todo el día en busca de los vehículos arrastrados por las lluvias.
En el rastreo de la zona han participado también un helicóptero del departamento de Interior, que ha sobrevolado el área afectada, una embarcación y submarinistas del Grupo de Actuaciones Especiales de los Bomberos de la Generalitat.
Las intensas tormentas, que afectaron principalmente las comarcas del Maresme y La Selva, donde se acumularon hasta 50 litros por metro cuadrado en menos de media hora, obligaron a los Bomberos a realizar desde las 23.00 horas del viernes una treintena de salidas, en su mayoría para achicar agua de bajos y locales y retirar ramas y coches de las calles.
Por el momento, la Dirección General de Emergencia y Seguridad Civil no tiene constancia de que haya personas desaparecidas por las riadas, aunque una joven tuvo que ser rescatada del interior de su vehículo al verse sorprendida por la riera de Capaspre de Calella, que arrastró hasta el mar arboles y vehículos.
El alcalde de Calella, Josep Basart, ha denunciado que el aviso de fuertes lluvias llegó demasiado tarde al ayuntamiento, por lo que no hubo tiempo suficiente para reaccionar y activar el dispositivo de emergencia ante una posible riada. El alcalde, en declaraciones a los periodistas, ha explicado que la alerta meteorológica se activó apenas unos minutos antes de que se iniciara la tormenta, lo que impidió que se pudiera avisar a los conductores o retirar los coches aparcados en la riera de Capaspre.
Otra de las poblaciones del litoral catalán en las que la intensa tormenta causó destrozos fue Sant Pol de Mar (Barcelona), donde las lluvias, que dejaron más de 30 litros por metro cuadrado en apenas veinte minutos, causaron el desplome de un techo de la fábrica "Olis Millás", situada en el polígono industrial del municipio, sin que se registraran víctimas.
Los Bomberos, junto con efectivos de otros cuerpos de emergencia, han rastreado la zona de Calella (Barcelona) durante todo el día en busca de los vehículos arrastrados por las lluvias.
En el rastreo de la zona han participado también un helicóptero del departamento de Interior, que ha sobrevolado el área afectada, una embarcación y submarinistas del Grupo de Actuaciones Especiales de los Bomberos de la Generalitat.
Las intensas tormentas, que afectaron principalmente las comarcas del Maresme y La Selva, donde se acumularon hasta 50 litros por metro cuadrado en menos de media hora, obligaron a los Bomberos a realizar desde las 23.00 horas del viernes una treintena de salidas, en su mayoría para achicar agua de bajos y locales y retirar ramas y coches de las calles.
Por el momento, la Dirección General de Emergencia y Seguridad Civil no tiene constancia de que haya personas desaparecidas por las riadas, aunque una joven tuvo que ser rescatada del interior de su vehículo al verse sorprendida por la riera de Capaspre de Calella, que arrastró hasta el mar arboles y vehículos.
El alcalde de Calella, Josep Basart, ha denunciado que el aviso de fuertes lluvias llegó demasiado tarde al ayuntamiento, por lo que no hubo tiempo suficiente para reaccionar y activar el dispositivo de emergencia ante una posible riada. El alcalde, en declaraciones a los periodistas, ha explicado que la alerta meteorológica se activó apenas unos minutos antes de que se iniciara la tormenta, lo que impidió que se pudiera avisar a los conductores o retirar los coches aparcados en la riera de Capaspre.
Otra de las poblaciones del litoral catalán en las que la intensa tormenta causó destrozos fue Sant Pol de Mar (Barcelona), donde las lluvias, que dejaron más de 30 litros por metro cuadrado en apenas veinte minutos, causaron el desplome de un techo de la fábrica "Olis Millás", situada en el polígono industrial del municipio, sin que se registraran víctimas.