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Las diferencias entre Rivero y la familia Sanahuja parten en dos Metrovacesa

La insostenible situación de enfrentamiento en el accionariado de Metrovacesa concluirá esta semana con una operación financiera que partirá en dos la primera compañía inmobiliaria española. El presidente de Metrovacesa, Joaquín Rivero, y Román Sanahujala (la familia Sanahuja) se repartirán los activos de la sociedad, que abandona así el sueño de convertirse en la primera empresa europea del sector. La operación resulta especialmente sorprendente en un momento en el que la tendencia del sector es la concentración empresarial. La desconfianza entre Rivero y los Sanahuja queda patente en una cláusula del acuerdo que establece el pago de 600 millones de euros en caso de incumplimiento del pacto por alguna de las dos partes.

La insostenible situación de enfrentamiento en el accionariado de Metrovacesa concluirá esta semana con una operación financiera que partirá en dos la primera compañía inmobiliaria española. El presidente de Metrovacesa, Joaquín Rivero, y Román Sanahujala (la familia Sanahuja) se repartirán los activos de la sociedad, que abandona así el sueño de convertirse en la primera empresa europea del sector. La operación resulta especialmente sorprendente en un momento en el que la tendencia del sector es la concentración empresarial. La desconfianza entre Rivero y los Sanahuja queda patente en una cláusula del acuerdo que establece el pago de 600 millones de euros en caso de incumplimiento del pacto por alguna de las dos partes.
L D (EFE) Los Sanahuja, que controlan el 39,61 por ciento del capital social, se quedarán con el negocio de Metrovacesa en España y con activos en Francia valorados en 1.800 millones de euros.

Mientras, Rivero y su socio Bautista Soler, que tienen entre los dos el 36,14 por ciento del capital del grupo, pasarán a controlar la filial francesa Gecina, así como activos en España por casi 270 millones de euros.

Lo atípico y complejo de esta operación financiera ha obligado a los reguladores bursátiles de España y Francia a tomarse su tiempo para estudiar en detalle el acuerdo de división empresarial.

La operación resulta especialmente sorprendente en un momento en el que la tendencia del sector es la concentración empresarial, con un auténtico aluvión de opas en los últimos meses. Metrovacesa aventajaba hasta ahora a todas las demás en la carrera por ganar tamaño, al ocupar el primer puesto del sector en España y el tercero en Europa.

No obstante, los principales accionistas de la inmobiliaria no han encontrado otra salida más que la división de la empresa, ante la total falta de entendimiento para llevar un proyecto en común. La disputa entre ambas partes tuvo su máximo reflejo en el proceso de opas vivido por la compañía el pasado año.

Rivero y Soler reaccionaron rápidamente con una contraoferta a la opa lanzada por la familia catalana hace ya un año, y la situación se saldó con un aumento de la participación accionarial de ambas partes que sólo complicó aún más las cosas. Tras este proceso de opas, Rivero, con el apoyo de sus aliados en el Consejo de Administración, logró marginar a los Sanahuja en la gestión de Metrovacesa.

A pesar de ser el principal accionista de la compañía, el Consejo obligó a Román Sanahuja a abandonar la Comisión Ejecutiva de Metrovacesa -órgano del que depende la gestión diaria de la compañía- para ser sustituido por Victoria Soler, hija del socio de Rivero.

Los Sanahuja estaban dispuestos hasta hace muy poco a revocar la autorización concedida al Consejo para realizar una ampliación de capital sin derecho de suscripción preferente, algo que fue interpretado por Rivero como un intento de obstaculizar la gestión de la sociedad.

Este agrio enfrentamiento se solucionará finalmente con una decisión salomónica, que dejará a la primera compañía inmobiliaria española dividida en dos. La desconfianza entre Rivero y los Sanahuja queda patente en una cláusula del acuerdo que establece el pago de 600 millones de euros en caso de incumplimiento del pacto por alguna de las dos partes.

Además de la sorpresa y la confusión que ha generado la decisión de partir Metrovacesa en dos, el acuerdo de reparto también ha suscitado una gran polémica entre los pequeños accionistas, que han visto cómo se valoraba la compañía en 75,67 euros por acción, cuando la cotización establecía un precio de 117,85 euros por título.

Quizás el principal beneficiario de esta decisión empresarial sin precedentes sea el empresario Luis Portillo, que va a poder ver cómo su imperio inmobiliario toma el relevo de Metrovacesa.

La nueva Colonial, que surgirá de la fusión de ésta con Inmocaral, se convertirá en la primera referencia del sector en España y la cuarta en Europa, tras la toma de control de la francesa SFL, la compra del 15 por ciento de FCC, y la inminente opa amistosa sobre Riofisa.

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