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Víctor Llano

Zapatero no envió flores a Martha

Al embajador de España en la Isla de los cien mil presos le falta lo que le sobra a la disidente cubana. Jamás gritará, como gritó ella,

No se van a rendir fácilmente. Los que pretenden heredar la tiranía castrista no pierden oportunidad de demostrarnos hasta dónde son capaces de llegar para conseguirlo. Mientras les dejen, disfrutarán apaleando a mujeres enfermas. Es lo que vienen haciendo desde hace 47 años. Lo que corresponde a su condición de  perros del amo. Castro les conoce como si les hubiera parido. Sabe que jamás se volverán en contra de quien tira de la cadena que les esclaviza. Se complacen en ser esclavos y en acudir raudos a servir a su dueño. "Pa lo que sea, Fidel, pa lo que sea". Están muy bien adiestrados. Es casi en lo único en que ha tenido éxito la robolución. En servirse de lo peor de los cubanos y en ofrecer siempre sangre a los vampiros que engendró.
 
Esta semana le ha tocado sufrir más de lo habitual a Martha Beatriz Roque. Un grupo de fascistas a sueldo del régimen le propinó una descomunal paliza. La disidente —economista y liberal— es una de sus presas favoritas. Saben que con ella no tendrán ninguna posibilidad de pactar un futuro de olvido y de deshonra. Ni se calla ni abandona su país ni renuncia a llamar a las cosas por su nombre. No se opone a lo que sus verdugos califican de bloqueo y que no es más que un intento de impedir que una caterva de bandoleros se enriquezca con propiedades robadas. Martha es un mal ejemplo. Creyeron que podrían someterla. Pero ya se demoran. Tiene 61 años y está enferma; sin embargo, aún vale más su deseo de libertad que el odio y el miedo que inspira en sus carceleros.
 
Después de conocerse la brutal agresión, Martha Beatriz recibió varios ramos de flores de la inmensa mayoría de los países europeos que no entendemos por qué insisten en mantener relaciones con la barbarie castrista. Según declaró un diplomático occidental, "es natural tener un gesto de cortesía como éste para una mujer que ha sido agredida en su casa". Pero que no se preocupen Zapatero y Moratinos. De la cortesía no participó su hombre en La Habana. Es muy obediente. Carlos Alonso Zaldívar no envió flores a Martha. Al embajador de España en la Isla de los cien mil presos le falta lo que le sobra a la disidente cubana. Jamás gritará, como gritó ella, "abajo Fidel". Prefiere guardar las flores para cuando muera el coma-andante. Le enviaron allí para amigar con sus herederos.
 
En cualquier caso, no desesperen. Quizás me equivoque y confunda mis deseos con la realidad, pero a pesar de tanto sufrimiento, confío en que Martha Beatriz Roque, Óscar Elías Biscet, Oswaldo Payá y otros muchos disidentes, vivan más que el amo de los perros que les muerden. Estoy convencido de que algunos de ellos —no muchos, el olvido siempre es seductor— le recordará al "presidente por accidente" que le faltó valor para enviarle un ramo de flores a una pobre mujer a la que golpearon salvajemente los que él tiene por interlocutores válidos. Y es que Zapatero —lo sabemos desde poco después del 11-M— reserva sus flores para los matones chantajistas que guardan muchos datos en su "mochila".

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