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Germán Yanke

Riñas familiares

ETA, últimamente y en su más reciente comunicado, habla con el nacionalismo vasco. A los demás, trata de matarlos. El “diálogo” que mantienen no es otro que la discusión acerca de la hegemonía de la “familia nacionalista”: os habéis portado muy mal ante la anulación de las listas clonadas de Batasuna, buscáis rédito electoral, quedar a la cabeza y dominar la “construcción nacional”, pero necesitáis una tregua, la “ausencia de violencia”, para sacar el asunto adelante. Nos quitaréis las listas, haréis gestos amistosos pero ineficaces, pero seguís necesitando a ETA, sin la cual no sois ni mayoría. Y el PNV anda en eso, en ver cómo, sin perder los resortes del poder que mantienen su existencia, une a la familia.

Quien quiera sumarse a esa estrategia puede hacer lo que hace Izquierda Unida. Aunque lo niegue, no hace nada más ni nada menos que lo que interesa a ese plan nacionalista. Quien se niegue, al plan de futuro de Ibarretxe, a las ayudas de ETA y a la actual situación de violencia y totalitarismo, tiene, para empezar, que ver claro. Es decir, que las riñitas y las discusiones del nacionalismo son entre ellos, para ver de qué modo se lleva a cabo la exclusión de los nacionalistas, impone el plan étnico del soberanismo y saca rédito de la dictadura.