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Carmen Leal

Como tinta de calamar

Pascual Maragall en su discurso de investidura habló de un "nuevo pacto con España" como si Cataluña no perteneciese a España y fuesen dos entes diferenciados y autónomos, y amenaza con "un drama" si no se accede a sus demandas. Pero todo dentro de la legalidad, una legalidad a la medida del Muy Honorable President.
 
Con los acuerdos del gobierno tripartido de izquierdas sobre la mesa, y sin necesidad de formación específica en leyes, cualquier ciudadano advierte que no encajan en nuestra Constitución las demandas pactadas, firmadas y publicadas el 15 de diciembre por el diario, en catalán, Avui. Aquí tenemos el plan catalán, el otro plan, el mismo plan, el plan Ibarretxe-Robiretxe–Maragalletxe. El plan consiste en una voladura de la Constitución vigente, en una secesión declarada o encubierta, a plazos o al contado. Se modificará el Estatuto catalán al socaire de la propuesta del vasco -¿por qué vamos a ser los catalanes menos que los vascos?-, después el andaluz y así en un efecto dominó se pueden ir modificando todos los estatutos de las Autonomías porque "todos queremos más"
 
El Señor Carod Rovira nos ha advertido que la "declaración de independencia" no es para esta legislatura, de lo que se deduce que en cuatro años la esquerra-gestión va a transformar Cataluña de "nacionalidad española", según reza la Constitución, a Nación-estado perfectamente independiente y situada geográficamente entre Francia y España. Se intensificará la homogeneización lingüística de la población catalana en la lengua propia de Cataluña. El castellano es "lengua impropia" y se desaloja paulatinamente de la sociedad. Hay formas incruentas de hacerlo; por ejemplo, a ERC se le ha ocurrido que todos los productos que no estén rotulados en catalán no serán adquiridos por la Generalitat, que compra con los impuestos de todos. En justa correspondencia el gobierno de España, ¿debería dejar de comprar los productos catalanes?
 
En las guarderías solamente se hablará en catalán a los tiernos infantes, que dirán "pipi" y "caca" en catalán o no se les atenderá. La música será catalana: nanas, canciones infantiles, etcétera. Se prohíbe expresamente "La Parrala" y "El Porompompero". A las madres que no sepan catalán se les ofrecerán clases gratuitas mientras amamantan a los bebés, que habrán de succionar en catalán. En la Enseñanza Primaria seguirá como hasta ahora todo, exclusivamente en catalán. La Secundaria será una continuación de ésta a los efectos de la utilización exclusiva del catalán. Se intensificará la disposición horaria del inglés, quizá a costa del horario del castellano, para posibilitar su uso como lengua vehicular de algunas materias como en los países nórdicos. El inglés se convierte en la segunda lengua de cultura de Cataluña y "su aprendizaje se iniciará en la edad infantil". Entramos en la fase prevista y programada por la sociolingúística catalana hace largo tiempo. El castellano pasa a ser lengua tolerada a pesar de ser "oficial en todo el Estado y tener la obligación de conocerla y el derecho a usarla".
 
Nada dice el articulado del castellano como lengua vehicular o de enseñanza. La sustitución del castellano por el inglés está servido. En una gran ciudad cosmopolita, como Barcelona, se puede estudiar en cualquier idioma menos en español. Nos podemos imaginar que para que se cumplan las normas del acuerdo tripartito se dispondrá en cada centro de un "normalizador lingüístico", o comisario político. Figura ya conocida en estos últimos años, traduce al catalán todo lo que llega al centro en cualquier idioma –exceptuando el inglés a partir de ahora- y velará para que las clases se impartan realmente en catalán. A tal efecto, en vez de abrir las clases inesperadamente como ahora en algunos centros, se podrá disponer de un micrófono conectado a una garita de control, de tal forma que, en cualquier momento, se pueda verificar que se cumple la ley lingüística, verdadero puntal de la Nación catalana.
 
A los profesores que no sigan las normas lingüísticas e inadvertidamente se pasen al castellano en las explicaciones de clase, se les aplicará el reglamento taurino: "al tercer aviso al corral". Es decir, si por tres veces se les encuentra que se han pasado –involuntariamente, repito– al castellano, se les suspenderá de empleo y sueldo, perderán su plaza en propiedad y serán trasladados forzosamente "fora de Catalunya".
 
Como dice el ahora President Maragall, "el drama esta servido". El President tendrá que hacer un verdadero esfuerzo para convencer, con hechos, a todos los no nacionalistas y castellanohablantes, de que va a ser el Presidente de todos. Porque con el "Acord per a un govern catalanista i d’esquerres" en la mano, el porvenir de mas del 50% de la ciudadanía de Cataluña tiene el color de la tinta del calamar.
 
Carmen Leal es secretaria de la Asociación de Profesores por el Bilingüismo

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