Los programas electorales nunca son muy explícitos con los temas de Defensa. El programa del PP que se ha conocido esta semana no es una excepción, a pesar de sus 426 páginas. Es difícil ir más allá de los tópicos como la consolidación de unas Fuerzas Armadas plenamente profesionales, modernas y eficaces, la necesidad de modernizar las estructuras y el armamento o la conveniencia de impulsar la proyección internacional de nuestros ejércitos, especialmente en misiones de paz y ayuda humanitaria, entre otros lugares comunes similares.
Hay sin embargo algunas ideas novedosas e interesantes en el programa del PP que conviene destacar, en particular, la reforma de la Ley de Criterios Básicos de la Defensa Nacional, la creación de una Agencia Española de Armamento, el ofrecimiento de un perfil de carrera para la tropa y marinería, la potenciación del CNI y la presencia de la Guardia Civil en operaciones internacionales de mantenimiento de la paz.
La reforma de la Ley de Criterios Básicos de la Defensa Nacional es una asignatura pendiente de la presente Legislatura que el Gobierno actual no ha sido capaz de impulsar. Esta reforma resulta imprescindible y urgente para adaptar nuestra Defensa a una realidad internacional que ha evolucionado drásticamente en las últimas tres décadas y superar además algunas de las estructuras que nacieron en plena transición política y han quedado francamente desfasadas.
En segundo término, la creación de una Agencia Española de Armamento puede suponer una drástica racionalización de nuestra política de adquisiciones y permitiría, si se hace correctamente, una verdadera revolución tanto en la obtención como en el sostenimiento de nuestros sistemas de defensa. Una Agencia de este tipo ha servido en otros países, como el Reino Unido, para introducir nuevos conceptos de gestión más eficientes en la política de armamento e imponer nuevos principios como el de la externalización del apoyo a los sistemas de armas.
Ofrecer un perfil de carrera para nuestra tropa y marinería profesional es en nuestra opinión la única solución para superar las graves dificultades por las que atraviesa nuestro reclutamiento. Esta mayor estabilidad en el empleo es incluso más importante que la subida selectiva de retribuciones que también se contempla en el programa. La creciente competencia en el mercado laboral y educativo, junto a la evolución demográfica de nuestro país en los próximos años, hacen que el modelo de servicio voluntario corto que se ha tratado de imponer hasta ahora haya fracasado. La única alternativa es un modelo de carrera profesional estable. Este es sin duda el principal problema al que se enfrentarán nuestras Fuerzas Armadas en el futuro previsible.
La potenciación del Centro Nacional de Inteligencia y la creación de una comunidad de inteligencia trasatlántica son también elementos decisivos para poder hacer frente a la amenaza combinada de terrorismo y proliferación de armas de destrucción masiva que atenaza al mundo actual. El CNI debería orientar sus objetivos de inteligencia aún en mayor medida hacia el exterior.
Por último, una utilización más intensiva de la Guardia Civil para misiones de paz constituye una baza estratégica de primer orden que nuestro país no debería desaprovechar. Lecciones como la de Irak demuestran que este tipo de instrumentos constituyen una capacidad básica para poder afrontar con mayor éxito las crisis futuras. No obstante, esta mayor implicación de la Guardia Civil en misiones internacionales será difícilmente asumible por su parte sino potencia sus limitadas unidades de reserva.
En definitiva, aunque condicionado por una lógica prudencia electoral, en el programa de Defensa del Partido Popular hay algunas ideas que resultan sugerentes para el proceso de transformación que necesitan nuestras Fuerzas Armadas. No obstante, en materia de Defensa hay que esperar siempre a los programas de gobierno para poder conocer la verdadera ambición de cada Partido. Esperamos que la de Mariano Rajoy sea aún mayor de la que muestra su programa.