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Bono y los militares

El plante de la JUJEM ante el ministro y su basta ya abre una brecha entre militares y políticos desconocida desde comienzos de los 80

Las Fuerzas Armadas no tiene suerte con sus responsables políticos. Tras recibir a Bono con los brazos abiertos en la esperanza de que se dedicara más a los asuntos propios del departamento y menos a la política, a diferencia de su antecesor, el popular Federico Trillo, se han convencido rápidamente de que su nuevo ministro socialista no sólo cae en los mismos vicios que su antecesor, sino que los aumenta. La retirada infame de Irak se acató con resignación; pero la explotación política permanente del accidente del Yak, ha acabado por colmar el vaso.
 
El pasado jueves, tras haber irrumpido el propio ministro en el Estado Mayor Conjunto de la calle Vitrubio, para recabar físicamente toda la documentación relativa al asunto del Yak, en un acto tan inaudito como sorprendente, José Bono anunció dos nuevos ceses de altos mando militares. Esa misma tarde, y convocados por el máximos asesor del gobierno en material militar, el JEMAD, Teniente General Félix Sanz Roldán se reunió de manera urgente con el resto de la cúpula militar, integrada por los jefes de estado mayor de cada uno de los tres ejércitos en eso que formalmente se llama la JUJEM. Allí se discutió la política del Ministro y se acordó transmitirle su malestar por una decisión que volvía a culpabilizar a los mandos militares. El General Sanz salió de Vitrubio con ese mandato para entrevistarse con el Ministro de Defensa en Castellana 109.
 
Ni del tono ni del contenido de dicho encuentro se sabe nada. De sus consecuencias sí. Donde dije digo, dije Diego y el Consejo de Ministros que iba a cesar a los dos mandos del EMACON salió con un comunicado en sentido contrario. En lugar de ceses, reorganización.
 
El tono del Ministro, no obstante, no ha dejado de apuntar a dejaciones de responsabilidades en el seno del Ministerio y de órganos militares que pudiendo inspeccionar el estado del avión y las condiciones de su contratación, se lavaron supuestamente las manos escudándose en la OTAN. Hay que recordar que el actual JEMAD era entonces el subdirector de la Dirección general de Política de defensa, encargado en ella de todos sus aspectos internacionales. Nadie mejor que él para haber avisado a los responsables del Ministerio de las carencias de la OTAN para garantizar la seguridad de los vuelos en los que ejercía de intermediaria.
 
El plante de la JUJEM ante el ministro y su basta ya abre una brecha entre militares y políticos desconocida desde comienzos de los 80. Que Bono tenga razón en lo del Yak es ya lo de menos, pues su abuso de naturaleza claramente partidista le ha llevado a que se le revuelvan sus subordinados. Ahora hay que esperar a ver cómo cierra esa brecha. La confianza mutua se ha roto y eso, en política, siempre lleva al mismo punto de destino, el cese o dimisión de uno de los bandos. ¿Se atreverá Bono con la cúpula militar? Y si la mantiene, ¿bajo qué condiciones? A lo mejor les impone ahora que se vuelvan antiamericanos y asuman aquello de "bases no, yanquis fuera".

GEES, Grupo de Estudios Estratégicos

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