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Juan Carlos Girauta

No es una broma

Se puede encajar como una broma, o se puede tomar como lo que es: el sectario señalamiento de intelectuales que no le bailan el agua al PSOE y, encima, tienen éxito.

Si Blanco leyera a Popper, se enteraría de que, además, el nombre corresponde a un pensador austriaco, sabría que el marxismo es una pseudociencia e intuiría acaso el significado de “sociedad abierta”.
 
Luego, Blanco podría leer a Hayek para descubrir con sorpresa, que, además de una actriz imponente, el nombre corresponde ¡a otro pensador austriaco! El liberalismo puede darle un barniz y, con suerte, introducir la semilla de ciertos valores.
 
Poco a poco, en esa mente en blanco, en ese blanco nuclear de la tábula rasa de la nada absoluta del vacío vertiginoso del contador a cero del bagaje inexistente de la insoportable levedad del pensamiento político de Blanco, nacería una visión de lo que los hombres libres no estamos dispuestos a permitirle al poderoso.
 
Cuando se ostenta la jefatura y control del aparato de un partido gobernante, no es admisible, por ejemplo, denigrar públicamente a ciudadanos. El ciudadano sólo cuenta consigo mismo para defenderse. Las críticas más ácidas nos las podemos lanzar entre columnistas, abogados, bomberos o taxidermistas, y también podemos los anteriores mofarnos del gobernante cuanto nos plazca, como estoy haciendo ahora mismo. ¿Lo va entendiendo, Blanco? El gobernante criticará, si lo desea, al político opositor, o atacará con toda dureza cualesquiera ideas o proyectos, pero respetará a los ciudadanos de a pie, que son libres. Apunte, Blanco: ele, i, be, erre, e, ese. Respetará sus nombres y apellidos, aunque publiquen libros incómodos en uso de su libertad de pensamiento y de expresión.
 
El juego de palabras que hizo Blanco sobre César Vidal y Pío Moa (“Al César lo que es del César aunque no sepa ni Pío”) es bastante rarito. “No saber ni pío” debe ser otra innovación del autor de la expresión “caballo de discrepancias”. Se puede encajar como una broma, o se puede tomar como lo que es: el sectario señalamiento de intelectuales que no le bailan el agua al PSOE y, encima, tienen éxito.
 
Si al pensador Blanco le parecen revisionistas Vidal y Moa, allá él. Que no se compre sus libros. Su idea de la relación del poder con los intelectuales resulta de varios factores: la exitosa estabulación de la mayoría de autores españoles; la concepción autoritaria del poder; la decidida voluntad de reinventar la historia, en especial la de su partido, y la consiguiente identificación y admonición pública de quienes se oponen con eficacia al empeño.
 
Conociéndoles, sé que César Vidal y Pío Moa preferirán verle el lado cómico al asunto. A mí me preocupa que este tipo de avisos los lancen quienes hacen detener a ciudadanos por militar en el PP, quienes imponen su ilegalidad a policías infinitamente más demócratas que ellos, quienes sancionan a los funcionarios que no se avienen a sus cacicadas. No, no es una broma.

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