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El fiasco de Singapur

A la candidatura madrileña, a la que todos reconocen un gran mérito, más que ayudarla le ha perjudicado la imagen de Zapatero.

No era fácil la lucha de Madrid por alzarse con la asignación de unos Juegos Olímpicos frente a candidaturas de la talla de Londres, París o Nueva York. Al final los pronósticos se cumplieron y fueron Londres y París las que se la jugaron en una última votación en la que la capital británica derrotó, para sorpresa de algunos, a la capital francesa. El tandem Gallardón-Zapatero cosecha así una importante decepción, más por culpa de las excesivas expectativas que ellos mismos se habían creado que por la perdida de una votación que objetivamente era muy difícil.
 
No sería adecuado inferir del resultado de la votación únicamente al fracaso de nuestra diplomacia. El sistema de elección de las sedes olímpicas tiene una lógica peculiar sometida además a prácticas corruptas en algunos casos. Pero no es menos cierto que a la candidatura madrileña, a la que todos reconocen un gran mérito, más que ayudarla le ha perjudicado la imagen de Zapatero.
 
España es un país que se ha quedado prácticamente sin aliados en el mundo. La principal potencia global, Estados Unidos, mira con gran desconfianza a un Gobierno que se ha comportado con gran irresponsabilidad en Irak y en Venezuela, dos de los países que más preocupan en Washington. En Europa, la pretendida alianza de Zapatero con París y Berlín saltó por los aires en la última cumbre con el fracaso de las negociaciones financieras. Otro de los principales amigos de Zapatero, Marruecos, no dudó en alinearse públicamente con la candidatura de París. Es posible que Fidel Castro o Hugo Chávez hayan intentado echarnos una mano en este lance, pero por lo que se ve no parecen estar en su mejor momento para influir en la comunidad internacional.
 
Por otro lado, la impertinente pregunta de Alberto de Mónaco sobre el último atentado de ETA en Madrid tampoco obtuvo la respuesta contundente que merecía. Zapatero tuvo al menos la prudencia de abstenerse de informar de las buenas sensaciones que le produce el proceso de dialogo abierto con los terroristas. Pero lo cierto es que el cambio de estrategia del gobierno en la lucha contra el terrorismo no ha hecho más que envalentonar a una ETA dispuesta a hacer todo el daño posible a España.
 
Las opciones de un Madrid olímpico no terminan en Singapur. El esfuerzo realizado nos ha permitido incluso desbancar en la competición a candidaturas como la de Nueva York o la más floja de Moscú. Pero será difícil que ni Zapatero ni Gallardón puedan ver esos Juegos en el ejercicio de sus actuales responsabilidades. Blair y el Reino Unido siguen, por el contrario, cotizando al alza.

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