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Víctor Llano

Apagones y pintadas

Si Martha contase con los apoyos suficientes podría demostrar a millones de cubanos que la suerte no está echada y que no tienen que esperar a que muera su carcelero para luchar por la libertad y por la justicia

Dos días después de que Castro amenazara a la disidencia cubana con más actos de repudio y más cárcel, Condoleezza Rice nombró a Caleb McCarry coordinador de la transición en Cuba. McCarry es asesor republicano del Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes. Según Pérez Roque, se jubilará antes de poner un pie en Cuba. Tal vez acierte el esclavo preferido del Monstruo de Birán, pero lo cierto es que el gobierno de Estados Unidos cumple con su palabra y trata de ayudar a la disidencia más comprometida.
 
A pesar de que intenta aparentar lo contrario, Castro está sorprendido y un poco asustado por las generalizadas protestas que sus lacayos ya no son capaces de impedir. Los muchos apagones que sufren los cubanos han convertido el verano caribeño en un infierno. No funcionan los ventiladores, no se pueden conservar los escasos víveres y se queman para siempre los vetustos electrodomésticos.
 
Por primera vez desde el maleconazo de agosto de 1994, las pintadas en contra de la tiranía se han multiplicado a lo largo de muchas ciudades. Los apagones ayudan a burlar a los perros del amo. Al Máximo Líder no le ha quedado más remedio que señalar públicamente a la disidencia. El martes 26 de julio pudimos seguir su último discurso gracias a Cubavisión, gentileza de Polanco a los abonados a Canal Satélite. Gran parte de su arenga la dedicó a amenazar al grupo que lidera Martha Beatriz Roque, al que acusó de recibir miles de dólares de la potencia siempre enemiga y de la mafia de Miami.
 
Veremos qué ocurre en los próximos días. Martha está enferma y conoce hasta dónde puede llegar la crueldad de sus verdugos –más cuando se sienten amenazados– pero parece dispuesta a asumir todo tipo de riesgos. No renuncia a exigir la libertad de los disidentes encarcelados. A su juicio, “el camino es la calle, vamos a utilizar la calle en toda la nación. Todos los miembros de la Asamblea Para Promover la Sociedad Civil, desde Pinar del Río hasta Guantánamo, están de acuerdo en ir para la calle si no les dan la libertad a los presos”.
 
Si Martha contase con los apoyos suficientes podría demostrar a millones de cubanos que la suerte no está echada y que no tienen que esperar a que muera su carcelero para luchar por la libertad y por la justicia. Tal vez todo sea nada, llegue el otoño y cesen las protestas, pero lo cierto es que algo se mueve en Cuba. Y no es el brazo derecho del coma-andante.

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