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John Stossel

Enfermeras contra el restaurante Ataque al Corazón

Lo que enfureció al Gobierno es que las camareras del restaurante se refieren a sí mismas como "enfermeras". Y es que las camareras se disfrazan de enfermeras aunque, en algunos casos, más bien sea del tipo que sólo puede verse en una película porno.

El lema del popular restaurante Ataque al Corazón de Tempe, Arizona, es: "¡Un sabor por el que merece la pena morir!". Eso se debe a que sirve exclusivamente comida atascadora de arterias como enormes hamburguesas (la más grande se llama "cuádruple bypass") y "fritos de línea plana", que son cocinados con mantequilla. La página web del restaurante asegura que "la malsana corrección política se interpone como una barrera entre el hombre corriente y su búsqueda de la felicidad".

Supongo que ese es el motivo por el que rechazan vender refrescos bajos en calorías o cualquier cosa "baja en calorías". Y, claro está, las camareras llevan disfraces sexy.

Pero no fue esto lo que provocó que el restaurante Ataque al Corazón recibiera una carta amenazadora del fiscal general de Arizona. Lo que enfureció al Gobierno es que las camareras del restaurante se refieren a sí mismas como "enfermeras". Y es que las camareras se disfrazan de enfermeras aunque, en algunos casos, más bien sea del tipo que sólo puede verse en una película porno. Después de que los clientes se comen su grasienta comida, llaman a su "enfermera" para que les lleve hasta su coche en una silla de ruedas, exactamente como en el hospital.

A los clientes les gusta el numerito y a las enfermeras-camareras trabajar allí, pero la junta de enfermería de Arizona afirma que el restaurante viola la ley estatal. Según una carta intimidatoria de la oficina del fiscal general, solamente una persona que ostente una licencia válida para practicar la enfermería puede utilizar el título de "enfermera". Deme un respiro.

Parece algo ridículo, pero impresionó a Jon Basso, propietario del restaurante. "Cuando alguien con el título de fiscal general te llama la atención y eres un pequeño empresario como yo, con tres hijos que alimentar, algo así asusta", dijo Basso a la ABC.

La junta de enfermería no quiso hablar conmigo sobre este asunto, pero Sandy Summers, del Centro para la Protección de la Enfermería, estaba impaciente por explicar qué es lo que enfada tanto a muchas enfermeras. "No es solamente el restaurante Ataque al Corazón. Es la imagen de 'enfermera traviesa' en general", decía. Su grupo afirma que ese estereotipo mata a miles de personas porque genera una carencia de enfermeras al disuadir a las mujeres de convertirse en enfermeras. "Es la constante asociación entre sexo y enfermería a lo que tenemos objeciones. Crea un entorno donde la gente realmente se cree que las enfermeras son mujeres con las que se puede tener relaciones sexuales anónimas, que son putas sin cerebro".

La gente del restaurante nos dijo que la queja de la junta de enfermería del estado era ridícula. "Realmente creo que necesitan un poco de sentido del humor", dijo una camarera. Un cliente masculino añadió: "Está bastante claro que no son enfermeras".

Sandy Summers, la defensora de las enfermeras, no se dio por aludida. "Vale, de acuerdo, puede que no sea más que un chiste. Pero, año tras año, década tras década de, oh, enfermeras, putas sin cerebro. Enfermeras, putas sin cerebro. Es decir, ya ha dejado de ser un chiste". Yo le pregunté: "¿Acaso la gente no sabe ver la diferencia entre ficción y realidad? ¿Los médicos deben enfadarse por Dr. Pepper?". "No lo sé", me contestó, "tendrá que preguntarles a ellos".

En su lugar, hablé con Clark Neily, que trabaja para el Institute for Justice, un bufete de abogados que defiende a la pequeña empresa de los gobiernos que la intimidan. Le expliqué que las enfermeras afirman que el Asador sexualiza su profesión y hace que muchas no quieran ser enfermeras. "Tienen sus motivos", me dijo Neily, "son profesionales, y deben ser tratadas con respeto. Pero actuar así es completamente erróneo, no está bien hacer que el Gobierno entre en escena e intente censurar a la gente que dice cosas que te ofenden".

Exactamente. ¿Por qué la gente recurre inmediatamente al uso de la fuerza en lugar de la persuasión cuando no les gusta algo? Se supone que eso es de lo que trata una sociedad libre: persuasión pacífica. Hasta la defensora de las enfermeras, que ha organizado una campaña postal contra el restaurante, calificó de asalto contra la libertad de expresión la actuación del fiscal general.

Por el momento, la razón ha prevalecido. Después de que 20/20 y otros equipos televisivos aparecieran para grabar a las enfermeras e intentar hablar con la junta de enfermería del estado, los funcionarios de Arizona decidieron no tomar ninguna medida contra el restaurante Ataque al Corazón.

Eso son buenas noticias para las "enfermeras" y sus clientes. Pero los metomentodo raramente descansan durante mucho tiempo. ¿Cuánto tiempo pasará antes de que algún otro funcionario del gobierno amenace con clausurar el restaurante Ataque al Corazón a causa de su nombre? ¿O porque sirve comida grasienta?

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