Calvo llevaba diez años de dedicación a la enseñanza en Princeton, ubicada en Nueva Jersey. Cuando el pasado ocho de abril sin motivo aparente, le fue comunicado que no se renovaría su contrato, el español fue invitado a abandonar las instalaciones acompañado de un vigilante de seguridad. Calvo perdía así su derecho de residencia en EEUU, ya que la institución esponsorizaba su visado.
Antonio Calvo, de 45 años, se suicidó cuatro días más tarde en su apartamento.
Según explicaron algunos alumnos al The New York Times, algunos estudiantes y un profesor habían iniciado una campaña para desprestigiarle. Tenía fama de ser exigente y no ser políticamente correcto, según los estándares norteamericanos. Al parecer, el profesor usaba un lenguaje un tanto vulgar cuando quedaba decepcionado con sus estudiantes.
Según elmundo.es, la universidad ha recibido severas críticas por no eplicar los motivos que llevaron a suspender de empleo al profesor. Algunos alumnos también protestan ya que se les informó del fallecimiento del profesor tres días después del suceso, mediante un escueto texto en la web de Princeton donde se decía simplemente que "había muerto".
La Universidad se niega a hacer comentarios para preservar la "privacidad" de sus empleados, según su portavoz.
Philip Rothaus, que se presenta como un amigo del profesor español fallecido, ha explicado que se ha prohibido a todos los empleados del departamento hablar de la situación en público. También se les prohibió hablar con Antonio el día de su despido, dijo al The Daily Smithsonian, el periódico de la Universidad.