El expresidente del Congreso, José Bono, viajó a Miami el pasado 30 de diciembre y una vez en el avión exigió pasar a la zona de Primera Clase. Todo, pese a tener billetes de turista tanto él como sus acompañantes.
La tripulación del vuelo de la compañía Iberia le replicó amablemente que no era posible complacer sus exigencias, lo que obligó a Bono a realizar el vuelo transatlántico, de unas diez horas, junto a los pasajeros de la clase turista.
Según El Confidencial Digital, que cita fuentes de toda solvencia, a su llegada a EEUU el socialista fue recogido en la puerta del mismo avión por empleados del consulado español en Miami. Bono fue conducido por la vía diplomática y pudo ahorrarse las largas colas del control de extranjería del aeropuerto hacia el que era su destino: el parque de Disneyworld en Orlando.
Según el diario, que cita fuentes diplomáticas, no es la primera vez que Bono solicita los servicios de diversas embajadas. En Exteriores es conocido por su gusto por el "boato". Por motivos de cortesía, los consulados de todas partes del mundo –que le consideran un "viejo conocido"- suelen tener un trato deferente con el expresidente del Congreso, que suele solicitar diversos servicios en el extranjero.