L D (EFE) Huntley, que niega los cargos de asesinato, subió al estrado como testigo de la defensa para dar su versión de los hechos.
Contó que el 4 de agosto de 2002, día de la desaparición de las dos pequeñas, éstas pasaron por delante de su domicilio, en Soham, y preguntaron por su entonces novia, Maxine Carr, acusada en este caso de obstrucción de la justicia. A Holly empezó a salirle sangre de la nariz y Huntley entró en la vivienda para buscar un pañuelo, relató. Al no cesar la hemorragia, las invitó a entrar al salón y después las llevó al baño.
Contó que el 4 de agosto de 2002, día de la desaparición de las dos pequeñas, éstas pasaron por delante de su domicilio, en Soham, y preguntaron por su entonces novia, Maxine Carr, acusada en este caso de obstrucción de la justicia. A Holly empezó a salirle sangre de la nariz y Huntley entró en la vivienda para buscar un pañuelo, relató. Al no cesar la hemorragia, las invitó a entrar al salón y después las llevó al baño.
"Intenté pasarle más pañuelos a Holly -dijo el acusado-. No sé lo que pasó... Resbalé y caí sobre ella", que estaba sentada al borde de la bañera. Según el ex conserje, la niña cayó de espaldas a la bañera, que estaba llena de agua porque iba a bañar a su perro, Sadie. "Tras oír el ruido del agua, escuché a Jessica gritando: 'La has empujado, la has empujado'", prosiguió. El acusado cogió entonces a Jessica y le tapó la boca "con una mano" para que dejara de gritar. Cuando se volvió para ver lo que hacía Holly, Jessica se desplomó sobre el suelo.
Tomó el pulso a las dos y constató que estaban muertas. "Me asusté y me quedé paralizado -afirmó-. No podía creer lo que había pasado". Según su versión, pensó en llamar a la Policía pero se le ocurrió que no le iban a creer. Finalmente metió a las menores en el maletero de su Ford Fiesta rojo y, agregó, que las abandonó en un remoto paraje cercano a la base aérea de Lakenheath, en el vecino condado de Suffolk, donde fueron halladas trece días después.
Tomó el pulso a las dos y constató que estaban muertas. "Me asusté y me quedé paralizado -afirmó-. No podía creer lo que había pasado". Según su versión, pensó en llamar a la Policía pero se le ocurrió que no le iban a creer. Finalmente metió a las menores en el maletero de su Ford Fiesta rojo y, agregó, que las abandonó en un remoto paraje cercano a la base aérea de Lakenheath, en el vecino condado de Suffolk, donde fueron halladas trece días después.