Esto demuestra que alguien más que ellos y el juez Torres conocía los entresijos de la investigación del caso y podía anticipar movimientos. No explica el fiscal cómo es que se encargó un caso de esta envergadura a dos policías investigados a su vez por presumir su participación en delitos muy graves. Nada menos que extorsión a empresarios y dueños de locales de alterne de la Costa del Sol. Posteriormente, su presunta implicación en la fuga de un mafioso italiano les supuso la imputación oficial, la condena y finalmente, la definitiva sentencia del Tribunal Supremo que anuló su condena por considerar ilegales las escuchas a que fueron sometidos. Esto es, un motivo formal. Pero lo cierto es que alguien o "álguienes" de la policía nacional, asuntos internos y previsiblemente, la jefatura de la policía judicial que detentaba Juan Antonio González, podía conocer los pasos del caso Malaya al margen del juez y de la fiscalía. Y es cierto que algunos de los investigadores de la Operación Malaya eran considerados presuntos delincuentes por sus superiores, que fueron los que pidieron las escuchas sobre sus teléfonos. El comienzo del espionaje de estos dos comisarios data de 2005, antes del inicio de la investigación de la Malaya.
Por ejemplo, quien escuchaba a Bahut y a Marijuán, escuchas y transcripciones que obran en poder de Libertad Digital, pudo saber que se preparaba una visita al "trastero" sin número ni identificación que Juan Antonio Roca tenía en un bloque de pisos de Marbella y en el que se encontraron los apuntes con las siglas JAG y otros más. Y se pidió así:
"Ante S.Sa., con mi asistencia comparece el Inspector de la Unidad Central de Delincuencia Economica y Fiscal con carné profesional num. 7***4, y manifiesta: Que realizadas gestiones en la C/Estebanez Calderón numo 6 , Edf. Poseidón, Marbella se ha tenido conocimiento de que Juan Antonio Roca Nicolas dispone en dicho edificio y más concretamente en la planta sotano 1, de un trastero el cual carece de número identificativo...estando situado inmediatamente a la derecha de la rampa de acceso de vehículos a dicho garaje.."
De hecho, el descubrimiento de dicho trastero debía ser para quien informó de su existencia un elemento clave de la investigación de la Malaya. Curiosa y significativamente, sólo cuatro días después de la detención de Roca, surge la existencia de este trastero y la convicción de que la documentación que podía encontrarse era relevante y fundamental. En fuentes judiciales consultadas por este periódico, se cree que fue el propio Roca, conocedor de la existencia de los apuntes, donde sabía que aparecía el nombre de varios policías de alto rango, el que advirtió de su existencia para disponer de elementos de "negociación" en el futuro.
De hecho, en el documento judicial en el que se cuenta lo encontrado en dicho trastero se dice:
"JAG (Fco de Paula) Comisario Marbella / José Luis Olivera (?) Amigo AK / Pepe Marín (Comis. Gral Polic Jud) Willy". Según estas anotaciones y otras, lo que el famoso JAG comunicó a Roca es quién iba a ocupar el puesto de jefe de la comisaría local de Marbella, quién ocupaba la jefatura de la UDEF en Madrid, la amistad del comisario Olivera con AK, siglas que tampoco han sido desveladas en esta investigación, y el nombre de quien es comisario general de Seguridad Ciudadana, José Marín. Y además, proporciona el nombre de "Willy", otro alto cargo hasta ahora ignoto.
Todas estas incidencias fueron comentadas en las conversaciones que se grabaron a Valentín Bahut y a José Alfredo Marijuán. Incluso, como se prueba a continuación, hasta el Jefe Superior de la Policía Judicial de España, el ahora famoso Juan Antonio González García, aparece grabado en estas conversaciones:
En esta conversación, el "escuchado" es Valentín Bahut, que precisamente, habla con el jefe superior de la Policía Judicial, Juan Antonio González García, JAG, que fue a su vez "escuchado", sin que nadie sepa qué uso pudo hacerse de esta información privilegiada y ajena al procedimiento oficial de la Operación Malaya.