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ROBOS, AGRESIONES, AMENAZAS...

Grupos de menores causan el pánico con total impunidad en las piscinas públicas de Madrid

Las piscinas públicas del sur y del sureste de la ciudad de Madrid viven una ola de inseguridad y de incidentes provocada por grupos menores de edad que actúan con total impunidad. Agresiones, robos, amenazas e incluso disparos han atemorizado a los usuarios y a los trabajadores de las instalaciones.

Grupos de jóvenes, en su gran mayoría menores de edad y muchos de ellos de etnia gitana, están causando el pánico durante este verano en las piscinas del sur y del sureste de la capital de España. Los trabajadores y los usuarios están atemorizados ante la impunidad con la que éstos amenazan, roban, agreden y actúan a su antojo ante la mirada de unos vigilantes y trabajadores que ya han sido agredidos.

En el diario ABC aparece este lunes la experiencia de algunos de estos afectados. "Venimos a trabajar, no a que nos peguen", es la expresión generalizada de trabajadores que ven como a diario los energúmenos se cuelan por las vallas o en avalancha por las taquillas. También observan impotentes como roban al resto de los usuarios, dejándolos con lo puesto, o como contra las normas se bañan vestidos en la piscina.

"Siempre ha habido problemas, pero este verano se han generalizado", afirman los sindicatos UGT y CCOO. Especialmente grave fue lo que ocurrió en la piscina de La Mina de Carabanchel. "Fue hace dos o tres semanas. Dentro se había peleado un grupo de rumanos y cuando salieron se liaron a tiros en la misma puerta del recinto. Hubo siete disparos. Dos de ellos resultaron heridos en las piernas".

Los propios afectados definen a los "chulos de piscina" como "sobre todo gitanos, payos problemáticos y marroquíes". Entre las piscinas más problemáticas destaca la de Palomeras, situada en Puente de Vallecas, donde se han producido un mayor número de incidentes.

Y no siempre las denuncias llegan a comisaria ante el temor a nuevas agresiones. "Sé en que coche vienes. Te vas a enterar cuando salgas" o "como me denuncies te mato", son algunas de las perlas. Ante la impotencia de los trabajadores estos jóvenes hacen lo que quieren. Uno de los operarios de Palomeras dice que "delante de tus narices dicen: 'tengo dinero pero no pienso pagar y me voy a dar un baño'". Este verano ya ha sido agredido por estos delincuentes.

Además, agrega que "nos intimidan con mancuernas y puños americanos" e incluso al vigilante le agredieron con su propia defensa. "Yo venía todos los días con ganas de llorar", confiesa este operario.

Ante tales situaciones, los trabajadores han optado por cumplir sus funciones y si las cosas se ponen difíciles llamar a la Policía. "Si se bañan vestidos o la lían recurrimos al encargado y a los agentes. Pero eso no es garantía de que salgan del agua. Saben que no les va pasar nada. Y que, en el peor de los casos, les echan. Pero vuelven al día siguiente como si tal cosa", afirman.

Para intentar controlar la situación en estas piscinas hay ahora mediadores interculturales de raza gitana, más respetados por su etnia, aunque tampoco tienen mucho éxito.

Y es que la impunidad que tienen les hacen humillar a los trabajadores. Un trabajador lo relata así: "ensucian a propósito y te dicen: ahora limpia" y si se les recrimina algo te amenazan y dicen que son menores y que "no va a pasar nada".

Pero los operarios no son los únicos afectados. Muchos usuarios han sido víctimas de robos. "Dejan a la gente con lo puesto y sin calzado", indican. De hecho, cuentan como "les tenemos que dejar pantalones y camisetas o tienen que avisar a sus familias para que les vengan a buscar".

Una trabajadora cuenta como el otro día dos chicas lloraban porque las habían dejado en bikini. Se habían llevado todo, llaves de casa y tarjetas incluida. Y es que cuando roban, cogen las mochilas y las arrojan a la calle donde las recogen sus compinches. "’¡Se llevan hasta la comida!", protestan.

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