L D (EFE)
Protección Civil decretó a mediodía el fin de la emergencia declarada a raíz del corte general registrado a las 03.35 horas (01.35 GMT), debido a la caída en cadena del sistema por un problema en las líneas de alta tensión provenientes de Francia y Suiza. Paralelamente, el organismo público que gestiona la red eléctrica italiana anunció para este martes la plena regularización del servicio, sometido a un exhaustivo examen.
Sólo algunos pequeños núcleos de las regiones sureñas de Sicilia y Puglia continuaban este lunes sin luz, debido a problemas de las redes locales que se espera solucionar a lo largo de la jornada. El anunciado riesgo de posibles cortes intermitentes de fluido eléctrico para reajustar los sistemas de distribución fue conjurado a primeras horas de la tarde, sin que se hubiera producido ninguna interrupción relevante del servicio.
La vida en las principales ciudades italianas recuperó este lunes su pulso habitual, las industrias abrieron rutinariamente sus puertas y el tráfico aéreo, ferroviario y rodado volvió a su dinámica habitual, tras verse directamente afectado por el apagón general, del que sólo se salvó la isla de Cerdeña.
La compañía Trenitalia informó de que todos los trenes programados parten con regularidad y de que los retrasos son mínimos, excepto en algunas zonas de las regiones de Sicilia y Puglia, las últimas en recuperar el fluido eléctrico. También la compañía aérea Alitalia confirmó que el tráfico aéreo funciona de forma rutinaria en todos los aeropuertos italianos, donde a última hora del domingo se comenzó a recuperar el ritmo habitual de aterrizajes y despegues.
Lo que no ha hecho nada más que empezar es el debate abierto sobre las responsabilidades de este apagón sin precedentes y sobre las limitaciones energéticas de Italia, el mayor importador europeo de electricidad. Se sabe, porque así lo ha reconocido la sociedad eléctrica suiza Atel, que en el origen está la caída de un árbol sobre una línea de alta tensión en el cantón de Svitto, pero sus consecuencias parecen desproporcionadas.
A falta de esclarecer con certeza las causas, las autoridades italianas deben hacer frente a las acusaciones que se les hacen desde Suiza y Francia y también desde la oposición italiana, de no haber sabido reaccionar a tiempo para hacer frente a la emergencia.
Sólo algunos pequeños núcleos de las regiones sureñas de Sicilia y Puglia continuaban este lunes sin luz, debido a problemas de las redes locales que se espera solucionar a lo largo de la jornada. El anunciado riesgo de posibles cortes intermitentes de fluido eléctrico para reajustar los sistemas de distribución fue conjurado a primeras horas de la tarde, sin que se hubiera producido ninguna interrupción relevante del servicio.
La vida en las principales ciudades italianas recuperó este lunes su pulso habitual, las industrias abrieron rutinariamente sus puertas y el tráfico aéreo, ferroviario y rodado volvió a su dinámica habitual, tras verse directamente afectado por el apagón general, del que sólo se salvó la isla de Cerdeña.
La compañía Trenitalia informó de que todos los trenes programados parten con regularidad y de que los retrasos son mínimos, excepto en algunas zonas de las regiones de Sicilia y Puglia, las últimas en recuperar el fluido eléctrico. También la compañía aérea Alitalia confirmó que el tráfico aéreo funciona de forma rutinaria en todos los aeropuertos italianos, donde a última hora del domingo se comenzó a recuperar el ritmo habitual de aterrizajes y despegues.
Lo que no ha hecho nada más que empezar es el debate abierto sobre las responsabilidades de este apagón sin precedentes y sobre las limitaciones energéticas de Italia, el mayor importador europeo de electricidad. Se sabe, porque así lo ha reconocido la sociedad eléctrica suiza Atel, que en el origen está la caída de un árbol sobre una línea de alta tensión en el cantón de Svitto, pero sus consecuencias parecen desproporcionadas.
A falta de esclarecer con certeza las causas, las autoridades italianas deben hacer frente a las acusaciones que se les hacen desde Suiza y Francia y también desde la oposición italiana, de no haber sabido reaccionar a tiempo para hacer frente a la emergencia.
