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Martínez de Pisón: "España fue un país de soplones y chivatos"

El autor trata en su última novela el mundo más oscuro de la Brigada Social durante el Franquismo

Ignacio Martínez de Pisón, tres años después del éxito de "Dientes de leche", regresa a las librerías con la novela "El día de mañana", protagonizada por un confidente de la Brigada Social en los últimos años del franquismo, un régimen que a su juicio convirtió a España "en un país de soplones y chivatos".

Publicado por Seix Barral, se trata del título más barcelonés del zaragozano, con una serie de personajes que reconstruyen la trayectoria de Justo Gil, un emigrante avispado y ambicioso, que acaba convertido en colaborador de la policía. "Es alguien –ha dicho el escritor– bastante repugnante, del que no puedes fiarte".

El autor considera que muy pocos novelistas han tratado la represión franquista en Barcelona en los estertores del régimen, con especial incidencia en la brigada político-social.

Gracias al periodista Xavier Vinader, Martínez de Pisón se pudo poner en contacto con diferentes personas que vivieron esa época y, reconoce que le fue muy útil el testimonio de un expolicía de ese departamento que no tuvo problemas en contarle cómo funcionaba e incluso en justificarse por su trabajo, con el argumento de que eran profesionales y que tanto podían servir a un dictador como, después, a una democracia.

Muchos policías de ese momento tenían su propio confidente, con sueldos de hasta 4.000 pesetas, y "dispuestos a vender por dinero a sus amigos", ha asegurado.

Martínez de Pisón asevera que "El día de mañana" es la historia de la degradación de alguien "que espera triunfar en la vida, aunque por una serie de errores y una fatalidad no puede escapar de un destino que lo convierte en alguien repugnante".

Además de sostener que la España de la época "era un país de soplones y chivatos", el novelista también cree que había mucha gente dispuesta a colaborar con el franquismo y la policía lo sabía.

A su juicio, se aprovechaba de las debilidades de algunos soplones y "les chantajeaba" o les podía pagar sus servicios con drogas, "que acabaron con la vida de algunos".

Por otra parte, en su nuevo título el escritor ha intentado mostrar el cuadro social de lo que era esa Cataluña, con emigrantes llegados de otras tierras y con la gente pendiente de lo que podría ocurrir si fallecía Franco.

Otros dos personajes con recorrido en la novela son el policía Mateo Moreno, criado en el orfanato de los Hogares Mundet y franquista de corazón, aunque con un carácter totalmente diferente al de Justo Gil, y Carmen Román, una hija de inmigrantes, que queda huérfana por las riadas que a principios de los años sesenta de Terrassa (Barcelona).

Respecto al hecho de que sea su novela "más barcelonesa", defiende Martínez de Pisón que su relato sobre una historia de confidentes y de la Brigada Social era "mucho más verosímil" en una gran ciudad que en un lugar más pequeño.

A pesar de ello, no esconde que eso también puede ser un peligro, porque la capital catalana se ha convertido en un "cliché literario, en un género en sí misma".

Preguntado sobre sus fuentes de documentación, ha considerado que ha armado una ciudad "más inventada que vivida", porque, aunque reside en Barcelona desde 1982, en los años que reflejan las páginas de su libro él sólo venía con su madre para "ir al zoológico a ver los delfines o al Corte Inglés".

Por tanto, ha agregado, "se trata de una ciudad montada con piezas ajenas, con lecturas y con las explicaciones de otras personas".

Nacido en Zaragoza en 1960, Martínez de Pisón es autor de una quincena de libros con novelas como "Carreteras secundarias", llevada dos veces al cine, "El tiempo de las mujeres" y el ensayo "Enterrar a los muertos"

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