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Seguimiento de la ceremonia funeral de Juan Pablo II

Ciento dieciséis cardenales y más de doscientas delegaciones de todo el mundo se reúnen para dar el último adiós al Papa viajero. En la Plaza de San Pedro se reúnen más de 350.000 personas, entre líderes mundiales y peregrinos que han acudido desde todo el mundo. Una misa oficiada en latín, pero en la que ha habido momentos para rezos en varios idiomas, ha sido seguida por fieles de todo el mundo, tanto en el Vaticano como en las plazas de Roma donde se han habilitado pantallas gigantes para seguir la ceremonia.

Ciento dieciséis cardenales y más de doscientas delegaciones de todo el mundo se reúnen para dar el último adiós al Papa viajero. En la Plaza de San Pedro se reúnen más de 350.000 personas, entre líderes mundiales y peregrinos que han acudido desde todo el mundo. Una misa oficiada en latín, pero en la que ha habido momentos para rezos en varios idiomas, ha sido seguida por fieles de todo el mundo, tanto en el Vaticano como en las plazas de Roma donde se han habilitado pantallas gigantes para seguir la ceremonia.

(Libertad Digital) La misa se ha iniciado con un Kyrie Eleison en latín, cantado por el coro vaticano formado sólo por voces masculinas (de niños y adultos) como marca la tradición. El funeral, oficiado también en latín, ha sido presidido por el cardenal Ratzinger en una abarrotada plaza de San Pedro, en la que el único objeto que se veía alrededor del altar eran un cirio pascual, símbolo de resurrección.

La primera lectura, de los Hechos de los Apóstoles, ha sido en castellano, uno de los muchos idiomas que el difunto Pontífice hablaba. A continuación se ha cantado el Salmo responsorial 22 ("El Señor es mi pastor, nada me falta") y una segunda lectura de la Carta de San Pablo a los Filipenses en inglés. 

El Evangelio proclamado es de San Juan 21, 15 y 19, que recuerda la vocación de San Pedro, cuando Jesús le pregunta por tres veces si le ama, a lo que Pedro le responde "Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo" y por último le pide dirigir la Iglesia. Es también cuando Jesús le dice a Simón que desde ese momento se llamará Pedro "y sobre esta piedra edificaré mi iglesia". El Evangelio ha sido cantado en latín.

Homilía emocionante en la que se ha recordado la vida de Juan Pablo II

La homilía ha sido leída por el cardenal Ratzinger, decano del Santo Colegio tras una breve pausa. En ella ha hablado de la resurrección de Pedro, del mensaje de Jesús al primer Papa, "sígueme", que ha sido seguida por Juan Pablo II también. Para el cardenal, estos son momentos "de alegría, de esperanza". Ha destacado también a los peregrinos, llegados desde todo el mundo, "una multitud silenciosa y orante". Ha saludado también a todas las delegaciones del mundo, a los cardenales, a los obispos, arzobispos, a los religiosos "llegado desde todos los continentes". Cuando ha pasado a saludar "especialmente a los jóvenes", un aplauso cerrado no le ha dejado continuar.

Ratzinger ha destacado que Karol Wojtyla sintió su vocación mientras trabajaba en una fábrica y que estudió en un seminario clandestino, como él mismo relató en sus libros autobiográficos. El cardenal recordó cómo lo que más resonaba en Juan Pablo II eran las palabras de Jesús "como el Padre me amó a mí, así os amo yo: permaneced en mi amor". "El Papa ha sufrido y amado en comunión con Cristo; por ello, el mensaje de su sufrimiento y de su silencio ya sido tan elocuente y fecundo", continuó Joseph Ratzinger. 

Al respecto, el cardenal decano recordó que en su último libro ("Memoria e identidad"), Karol Woityla hace una reflexión sobre el atentado sufrido en 1981 en la Plaza de San Pedro. "Cristo, sufriendo por todos nosotros, ha dado un nuevo sentido al sufrimiento", dice el pasaje del libro, leído por Ratzinger. "Lo ha introducido en una nueva dimensión, en un nuevo orden: el del amor. Es el sufrimiento que quema y consume el mal con la llama del amor", prosigue el texto de Juan Pablo II citado por el cardenal primado.

También recordó cómo dentro del joven sacerdote que fue Karol Wojtyla resonaba la palabra de Jesús "sígueme", sobre todo cuando recibió una carta del obispo de Cracovia, que le propuso convertirse en obispo auxilar, aunque para ello tuviera que dejar las clases que le ponían en contacto con la gente, con los jóvenes.  De nuevo rememoró cómo escuchó un nuevo "sígueme" cuando fue nombrado Papa.

Durante la homilía también ha habido un momento para mencionar los numerosos viajes que a lo largo de su vida hizo Juan Pablo II, que al principio emprendía con fuerzas, aunque reconoció cómo los últimos años le resultaba más trabajoso, aunque, como el mismo Papa dijo en su último libro, ofreció todo su sufrimiento por el amor a la divina misericordia.

Ratzinger ha querido tener presente también a la Virgen, la madre a la que consagró su pontificado desde el principio, a la que confió su alma para que el guiara a la gloria eterna. La homilía ha sido una larga biografía comentada, salpicada por trece aplausos emocionados de la multitud.

Los jóvenes, presentes en los momentos más emotivos

Las preces también se han leído en varios idiomas, la primera de ella en francés por distintos representantes de todo el planeta. Las ofrendas las han llevado al altar varios jóvenes vestidos con trajes tradicionales, y abrían la marcha una pareja de polacos.

Durante la ceremonia también ha habido un momento para aludir a todas las creencias reunidas para honrar a Juan Pablo II, a los judíos, a los ortodoxos, con un especial recuerdo para los cristianos perseguidos. No hay que olvidar que la ceremonia ha sido concelebrada por los patriarcas de oriente.

Tras la consagración del pan y el vino, se ha vivido otro momento emocionante, cuando se ha rezado especialmente por el descanso del difunto Pontífice. En el momento de la paz se ha visto cómo toda la Iglesia se ponía de acuerdo, ortodoxos dando la paz a católicos, también musulmanes, cada uno siguiendo su costumbre, se han saludado emotivamente.

El primero en recibir la comunión ha sido un anciano sacerdote polaco en silla de ruedas, compañero del seminario de Juan Pablo II. Acto seguido, cientos de sacerdotes se han repartido por toda la plaza para repartir la comunión a todos los fieles.

Una vez finalizada la comunión, la multitud ha estallado en aplausos gritando "¡Santo!" y "¡Viva el Papa!" mientras todos los cardenales rendían un último homenaje al Papa inclinándose ante su ataúd. La ceremonia ha finalizado encomendando el alma de Juan Pablo II a todos los santos, comenzando por Santa María Virgen, a la que tanto rezó durante toda su vida.

Al final de la ceremonia, los patriarcas ortodoxos se han acercado al féretro para pedir el descanso del Papa siguiendo la antiquísima ceremonia bizantina que recuerda a los primeros siglos del cristianismo. El patriarca griego ha recitado la oración final de la liturgia oriental en griego y en árabe para el reposo del alma del Pontífice.

Para finalizar, el cardenal Ratzinger ha bendecido con agua y con incienso el féretro de Juan Pablo II mientras el coro entonaba "Yo creo, yo creo". Por último han introducido en la Basílica el féretro del último Papa del siglo XX acompañado por más de dos minutos de aplausos y lágrimas, mientras la gran campana del Vaticano sonaba sin parar. De ahí ha sido transportado a las grutas vaticanas donde será enterrado al lado del apóstol San Pedro.

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