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Los mensajes que la madre y el padrastro del pequeño Luccas enviaron días antes de su muerte

Contienen audios y fotografías que compartieron desde el 20 de octubre y que —según la defensa de su padrastro— probarían el "homicidio imprudente".

Contienen audios y fotografías que compartieron desde el 20 de octubre y que —según la defensa de su padrastro— probarían el "homicidio imprudente".
Captura de una imagen publicada por la madre de Luccas. | Redes Sociales

La defensa del padrastro del pequeño Luccas, el niño de 4 años hallado muerto el pasado 3 de diciembre en un búnker de una playa de Garrucha (Almería), ha entregado en la Sección Civil y de Instrucción número 4 del Tribunal de Instancia de Vera una serie de audios —22 archivos en total—que desmontarían "la teoría del monstruo" y probarían el "homicidio imprudente", señala el letrado Manuel Martínez Amate en declaraciones a Libertad Digital.

Cabe recordar que su cliente, Juan David R. C., se encuentra en prisión provisional acusado de la violación y asesinato del hijo de su pareja. Así lo recoge el auto de ingreso en prisión, aunque posteriormente el análisis genético de los restos biológicos presentes en el recto del pequeño ha descartado que hubiese ADN ajeno a Luccas. Algo que no prueba por sí mismo que no hubiese agresión sexual, pero que podría complicar que se le pueda acusar por ello.

El informe de autopsia completo —hasta ahora solo ha llegado un pequeño avance— será el que aclare estos aspectos. Entre tanto, los abogados del padrastro insisten en que el fallecimiento del menor se produjo "por imprudencia, nunca con dolo". El letrado Martínez Amate nos explica que la pareja envió a su familia mensajes con audios y fotos que constatarían que ambos estaban preocupados por la salud del niño días antes de su muerte.

Llama la atención que entre ellos no hay ninguno del día en el que Luccas fallece, precisamente cuando —según la versión de su padrastro— se produce el empeoramiento del estado del pequeño. A la vista de las lesiones que presentaba su cadáver, debía estar agonizando. La madre —Bárbara B. O.— sale de casa a las once de la mañana, vuelve una hora más tarde a petición de Juan David. El niño muere a las tres y media. Durante esas horas, no piden ayuda a nadie.

En primer lugar, el abogado hace referencia a los mensajes que tanto Bárbara como Juan David enviaron a sus respectivas madres —que viven en Colombia y Venezuela— contándoles los problemas estomacales e intestinales de Luccas. Las abuelas, por su parte, les habrían realizado sus "recomendaciones". "Remedios caseros" que la pareja —nos comenta el letrado— siguió, en lugar de llevar al pequeño al médico.

El sobado abdominal

Entre ellas, el "sobado" que Bárbara —según las transcripciones— practicó a su hijo. Llegados a este punto cabe señalar que ese término se utiliza normalmente como sinónimo de masaje. Y, aunque en algunas culturas —como la maya— se les confiere un carácter ancestral o sanador a nivel energético, teóricamente se trata de maniobras no invasivas. La defensa de Juan David, sin embargo, apunta que estas manipulaciones —practicadas en el ámbito familiar, con o sin la presencia de una tercera persona o "curandero", podrían ser las causantes de las lesiones que presentaba el cadáver de Luccas.

El informe preliminar de la autopsia recoge que el menor falleció como consecuencia de una agresión que le produjo un desgarro hepático (laceración del hígado) y un politraumatismo abdominal con derrame intestinal, que derivó en un shock hipovolémico (pérdida severa de sangre o líquidos que impide el correcto bombeo al corazón y causa falta de oxígeno a los órganos, que pueden dejar de funcionar). De él se desprendía que el menor recibía maltrato continuado y que su muerte fue de etiología violenta. Algo que su padrastro —Juan David— rechaza, pese a que tenía una orden de alejamiento en vigor por un "episodio probado de maltrato".

Las fotos de las lesiones

Martínez Amate nos explica que los archivos aportados van desde el 20 de octubre —fecha desde la que la orden de alejamiento le prohibía a Juan David acercarse tanto a Bárbara como a Luccas— hasta unos días antes del fallecimiento del niño. Entre ellos se han incluido los mensajes y fotografías que Bárbara habría enviado a su padre —que reside en Guadalajara— para contarle "mira cómo está este niño que no para" —nos explica el abogado—.

En las imágenes, se apreciarían las lesiones que en ese momento presentaba el niño. "Un hematoma en un ojo, un mordisco en la cara, unos arañazos... Fruto de caídas, accidentes y pequeñas peleas del niño en el colegio", afirma el abogado. No obstante, algunas de ellas motivaron la mencionada orden de alejamiento que —según le contó Juan David, porque entonces no llevó su defensa— derivó de "una mera discusión que fue denunciada por un vecino".

Entendemos que Bárbara, de 21 años y embarazada de cinco meses, debió dar explicaciones a su padre —Ricardo Martín Bravo, que le dio los apellidos al niño y la trajo a España— de lo que había ocurrido con su pareja. Un hombre que —nos comenta Martínez Amate y nos explicó hace unos días el abogado del abuelo materno de Luccas— nunca le gustó para su hija. Él siempre se opuso a esa relación, pero su hija decidió continuar con él incluso después de la orden de alejamiento.

La teoría del odio

Martínez Amate asegura que los audios aportados demuestran que había una buena relación entre el niño y su padrastro. "No vivía en un clima de odio", exclama. En uno de ellos el propio Luccas le cuenta a la madre de él que "papá le hizo caso" y comió con él "pan con salchichas". Según la defensa de Juan David, este archivo "acredita la existencia de un vínculo afectivo y la ausencia de un clima de terror o 'animus necandi' (intención de matar)".

Reconoce, eso sí, que hubo una "cadena de imprudencias letales y una praxis cultural pseudomédica". Insiste en que el "sobado" (masaje abdominal) ejecutado "por manos inexpertas" explica las lesiones hepáticas halladas en la autopsia "sin necesidad de recurrir a la tesis de una paliza homicida". Por otra parte, la pareja habrían mantenido "un patrón de negligencia sanitaria".

Como revelan los audios, alimentaron al niño con "pan con salchichas" pese a que presentaba dolor abdominal y "recurrieron a Internet en lugar de llevarlo al médico". De ahí que le dieran ibuprofeno cada cuatro horas después de leer "que sirve para desinflamar", pudiendo incluso empeorar su estado de salud. La defensa alega que este antiinflamatorio habría "agravado la hemorragia interna provocada por el traumatismo del sobado".

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