Dicho estudio, cuyo resultado adelanta este miércoles el diario El Mundo, fue solicitado por la defensa del asesino confeso para alegar alguna atenuante en el futuro juicio por la muerte de Marta del Castillo.
Las conclusiones del análisis ocupan seis folios, más un anexo de diez folios con los test psicológicos a los que fue sometido el joven para "confirmar y aquilatar los rasgos de su personalidad".
Los forenses concluyen que Miguel C.D., de 19 años, no presenta ninguna psico-patología ni trastorno mental, y que su capacidad de conocer y querer se encontraban "intactas y no afectadas" cuando supuestamente violó y asesinó a Marta el pasado 24 de enero de 2009.
Por lo tanto, ningún trastorno mental afectaba a su imputabilidad penal cuando cometió los hechos que motivan las presentes actuaciones.
Dos expertos en Psiquiatría y un psicólogo estudiaron al asesino confeso en tres entrevistas, realizadas los pasados días 2, 10 y 20 de julio, para lo cual fue trasladado a los juzgados del Prado de San Sebastián desde la cárcel de Morón de la Frontera, donde cumple prisión provisional desde su detención el 14 de febrero.
El peritaje incluye una psico-biografía con los rasgos más importantes de la infancia de Miguel, su adolescencia y sus relaciones sociales.
Entre dichos rasgos se encuentra la figura de su padre, que abandonó el domicilio familiar y dejó a Miguel a cargo de su madre; y la de su hermano mayor, de 40 años, que se hizo cargo del joven cuando falleció su madre y que se encuentra imputado como presunto cómplice del crimen, pues según el juez se encargó de "limpiar restos y huellas" en el piso donde se produjo.
El informe de los forenses ha sido entregado al Juzgado de Instrucción 4 de Sevilla, y una vez que sea conocido por el juez instructor, será remitido a los abogados personados.
Junto a este joven, un menor de edad que tenía 15 años cuando sucedieron los hechos está imputado en el Juzgado de Menores como presunto coautor de la violación y estrangulamiento de Marta, mientras que un amigo común, Samuel B.P., está encarcelado por haberles ayudado a deshacerse del cuerpo, que no ha aparecido después de dos meses de búsqueda intensiva, primero en el río Guadalquivir y luego en un vertedero.
También están imputados como cómplices el hermano mayor de Miguel y su novia, que estuvieron en el piso de la calle León XIII de Sevilla donde se produjo el crimen en la madrugada del 25 de enero.