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Un movimiento social pide la capitalización de las pensiones

La Asociación para la Reforma de las Pensiones (ARP) defiende un sistema de capitalización individual, en el que cada trabajador cotiza para su propia pensión futura. Capitalizando su ahorro, el jubilado cobraría pensiones mucho más altas que las actuales al término de la vida laboral.

La ARP pide a los políticos que se debata el sistema de capitalización en España. Se trata de un movimiento de ciudadanos nacido el pasado mayo pero que, en la práctica, echó a andar en septiembre y, de momento, cuenta con cerca de 400 afiliados en toda España.

Una delegación de la ARP encabezada por su presidente, Roald Schoenmakers, se reunió el martes con el diputado de CiU Carles Campuzano, representante del Grupo Catalán en la Comisión del Pacto de Toledo.

La ARP planteó al diputado su visión del modelo de capitalización individual, mientras Campuzano defendía el modelo de reparto actual afirmando que necesita mayor transparencia, mayor libertad y un refuerzo del ahorro.

La ARP sugirió que al menos se estudie a fondo el modelo sueco, que combina un sistema de reparto con elementos de capitalización, y que se realice también un análisis riguroso de las implicaciones que tendría la introducción de un sistema de capitalización en España para que esta alternativa figure en la mesa de diálogo.

La ARP anuncia que colaborará con CiU y con cualquier otra formación política que busque aportaciones al debate sobre la reforma de las pensiones, e insiste que su objetivo último es sustituir el nefasto sistema actual por un sistema de capitalización.

El sistema de reparto y los parches del Gobierno

La ARP se ha mostrado muy crítica con la propuesta de reforma presentada por el Gobierno: retrasar la edad de jubilación y ampliar el período de cotización por el que se computa la pensión. Según la asociación, la propuesta es un parche que solo prolonga la agonía del sistema de reparto.

El sistema de pensiones de reparto tiene un esquema piramidal: los trabajadores actuales costean las pensiones de los jubilados. Nadie está ahorrando y generando riqueza para su futuro, sólo se redistribuyen los ingresos. Para mantener las pensiones futuras a un nivel equivalente bajo este sistema piramidal es necesario un número mucho mayor de cotizantes o un crecimiento económico muy elevado.

Ninguno de los dos escenarios son realistas, lo que aboca el sistema a la quiebra o a la irrelevancia, pues en este contexto el Gobierno sólo puede reducir progresivamente las prestaciones o aumentar las cotizaciones hasta niveles intolerables.

En declaraciones a La Vanguardia, el secretario general de la ARP, Juan Pina, ha destacado la paradoja de que quienes más años han trabajado reciban pensiones tan bajas: “Las personas de edad avanzada deberían ser las más ricas porque llevan toda la vida trabajando e invirtiendo y, sin embargo, lo que sucede es que el sistema de pensiones ha empobrecido a nuestros mayores”.

La propuesta de la ARP: cotizar para tu pensión

En su manifiesto, la ARP apuesta por un sistema de capitalización individual: las aportaciones de cada trabajador, incrementadas con la capitalización obtenida, son devueltas en forma de pensión al final de su vida laboral en lugar de perderse en un fondo común que no genera derechos proporcionales al monto aportado.

Una pequeña parte de las aportaciones iría al fondo de solidaridad para ayudar a la minoría de personas que, por diversas circunstancias, se ven temporal o permanentemente imposibilitadas de cotizar.

El trabajador conocería en todo momento el saldo de su fondo de aportaciones para la jubilación, y estimaría la proyección del mismo a la fecha prevista de retiro. Esta transparencia da seguridad al trabajador, que percibiría la cotización como una sólida inversión, aunque ésta fuera obligatoria.

Los trabajadores, prosigue el manifiesto, deben poder cotizar de más en tiempos de bonanza y cotizar un poco menos o dejar de hacerlo si atraviesan por circunstancias precarias, siempre que en momentos anteriores de su vida laboral hayan cotizado por encima del mínimo obligatorio.

Ante determinados casos de extrema gravedad regulados por ley, los trabajadores deberían poder rescatar de forma anticipada una parte del capital excedente acumulado. Al mismo tiempo, si el trabajador fallece antes de disfrutar la jubilación, su familia debería cobrar la mayor parte del dinero que aportó con esfuerzo como cotizante, destinándose el resto al fondo de solidaridad.

El fondo de cada trabajador se incrementaría con el paso de los años, ya que incluso las inversiones más seguras y prudentes producen rendimientos considerables sobre un período largo de treinta o cuarenta años. La ARP destaca que en el sistema de capitalización, los jubilados normalmente mantienen o incrementan su sueldo, mientras que, en el sistema de reparto, jubilarse equivale a reducir drásticamente el ingreso mensual.

El sistema de capitalización permite a los trabajadores, dentro de unos límites y en función del capital acumulado en cada caso, escoger la fecha de su jubilación en de acuerdo con sus preferencias personales, en vez de verse obligados a jubilarse cuando decide el Gobierno. La despolitización de las pensiones es otra ventaja importante del sistema de capitalización según la ARP: ni su monto, ni la cuantía de las aportaciones ni la edad de retiro dependen de decisiones gubernamentales, sino de cada trabajador particular.

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