Menú
José Vilas Nogueira

La vejación como "justicia"

Sería objetable que tal modalidad de esposar a los acusados se aplicase generalmente, pero esta versión zapateril de la picota añade a la humillación la discriminación según el arbitrio policial.

Este tórrido verano (salvo en Galicia, desde donde escribo) está resultando muy "típico". Bombas de la ETA, con sus muertos; paro descomunal; inconsciencia ciudadana; mucho fútbol; corrupción política generalizada; y despotismo gubernamental, hasta extremos difícilmente superables. Empecemos por el final: unos políticos del Partido Popular, acusados de corrupción por una obra pública acometida durante el anterior Gobierno, han sido paseados por la policía esposados por parejas, pero unidos ambos por la muñeca derecha, de tal manera que les obligaba a caminar con suma dificultad. Parece ser que el propósito del autor de la idea (algún responsable de la Policía y de la Fiscalía Anticorrupción) era exponerlos así mayormente a la vergüenza pública.

Sería objetable que tal modalidad de esposar a los acusados se aplicase generalmente, pero esta versión zapateril de la picota añade a la humillación la discriminación según el arbitrio policial. Ni en los totalitarismos más negros se vulneran los más elementales derechos humanos con más desembarazo. ¿Se figuran ustedes que el Gobierno tratase así a los terroristas etarras (o de otra clase) o a los grandes (y no tan grandes) mafiosos del Este (o de otras procedencias)? Sin duda, es impensable, de lo que se colige que en España hoy el mayor delito es formar parte de la oposición política de derechas.

Segunda cuestión: seguimos y seguiremos enterrando guardias civiles, policías y, de vez en cuando, personas de otra condición. Seguimos y seguiremos respondiendo a los asesinatos con estériles concentraciones silenciosas de repulsa, con apelaciones a la unidad de los demócratas, con vanas amenazas de los gobernantes de que los terroristas se pudrirán en la cárcel, cuando transitan fugazmente por los establecimientos penitenciarios (en los que disfrutan de un régimen privilegiado). ¿Y si en vez de tanta retórica inútil aplicásemos un poco de buen sentido, estableciendo para los delitos de terrorismo leyes penales y penitenciarias de excepción? Pues, en contra de la generalizada percepción hispánica, la democracia no implica necesariamente lenidad, ni las penas cumplen siempre funciones de reinserción social. Pero, supongo que es inútil advertirlo. Aunque uno viviese más años que Matusalén, nada va a cambiar en este desgraciado país.

En España

    0
    comentarios
    Acceda a los 3 comentarios guardados