Scarlett Johansson se ha convertido en objeto de críticas por los propalestinos de su país por una campaña publicitaria. La actriz ha fichado como imagen para un anuncio de la empresa israelí SodaStream International Ltd que se dedica fabrica una máquina para hacer refrescos con gas en casa. La empresa tiene su sede principal en el polígono industrial de Mishor Adumin, en el asentamiento cisjordano de Maale Adumim, uno de los más grandes que existen.
Johansson, que ha rodado el anuncio que se emitirá en la Superbowl, que tendrá lugar el próximo 2 de febrero, se ha puesto en el punto de mira del movimiento BDS (boicot, desinversión, sanciones), que tiene detrás a más de 200 entidades propalestinas y que busca bloquear las colaboraciones con empresas, organismos o instituciones que se asienten en las colonias israelíes en suelo ocupado.
Su colaboración ha hecho que fuera descalificada en las redes sociales con calificativos como "nuevo rostro del apartheid", "la letra escarlata del apartheid" o "la bella diosa del mal". En el anuncio rodado por la protagonista de Scoop, esta afirma: "Lo mejor es que ya no me siento culpable cuando disfruto de bebidas en casa. No siento que es un desperdicio".
La actriz se reafirma
Las críticas, sin embargo, no parecen haber hecho mella en la actriz, que se ha referido a la polémica. "Sigo siendo partidaria de la cooperación económica y la interacción social entre un Israel democrático y Palestina", ha dicho, según recoge Afp.
También ha defendido a la compañía: "No está sólo comprometida con el medio ambiente, sino que también lo está en la construcción de puentes de paz entre Israel y Palestina, apoyando a los vecinos que trabajan a uno y otro lado" y que reciben "los mismos derechos".