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Los mandos eliminaron las referencias a ETA con el 95 por ciento del sumario bajo secreto

 

 
Los mandos de la Policía Científica, acusados de falsificar el informe del ácido bórico reconocen que, en efecto, se modificó, pero que los párrafos eliminados no eran revelantes, por lo que no habría delito. Los citados párrafos hablaban de casos anteriores en los que se había encontrado ácido bórico, uno de ellos en un piso utilizado por ETA. Pero, ¿cómo sabían esos mandos que las referencias a ETA no eran relevantes? En el momento de redactarse aquel informe, en marzo de 2005, el 95% del sumario estaba bajo secreto.
 
L D (Luis del Pino) El hecho de que, al redactarse aquél informe, estuviera la práctica totalidad del sumario del 11-M bajo secreto, impedía que esos mandos pudieran contar con información acerca de qué antecedentes eran relevantes o cuáles dejaban de serlo, o acerca de si otras unidades policiales o de la Guardia Civil estaban investigando posibles conexiones con la banda asesina. A no ser, claro, que alguien les proporcionara alguna indicación acerca de la "no relevancia" de las menciones a ETA.
 
Los mandos policiales acusados han declarado que nunca recibieron órdenes de eliminar esas referencias a ETA que los peritos habían incluido en su informe original. Sin embargo, los peritos han ratificado ante el juez que sus jefes les dijeron que esas referencias a ETA había que eliminarlas "por orden de la superioridad".
 
A estas alturas del caso, resulta imposible negar que el informe original fue modificado. No sabemos si "por orden de la superioridad" o de motu propio, pero el propio jefe de los peritos ha reconocido que él modificó aquel informe. De modo que la línea de defensa se basa en tratar de demostrar que esa modificación no tenía la menor importancia. En esencia, lo que la defensa sostiene es que esa referencias a la utilización de ácido bórico por parte de ETA no tenían relevancia ninguna.
 
Sin embargo, la línea argumental de la defensa es inherentemente falaz: para poder concluir que aquellas referencias a ETA eran irrelevantes, los mandos policiales hubieran debido contar con información exhaustiva sobre qué líneas de investigación se estaban siguiendo dentro del sumario del 11-M. Hubieran debido tener la certeza de que ninguna otra unidad de la Policía o de la Guardia Civil estaba investigando ninguna conexión con ETA. Hubieran debido tener datos suficientes de que el juez del caso, Juan Del Olmo, no estaba interesado en investigar posibles conexiones. Y, sin embargo, no es posible que contaran con esa información, puesto que la causa estaba declarada secreta. ¿Cómo llegaron entonces a la conclusión de que esas menciones a ETA no tenían importancia ninguna?
 
En concreto, el juez Del Olmo levantó el secreto sobre los primeros 5 tomos del sumario en un auto dictado el 14 de diciembre de 2004. Y no sería hasta el 15 de abril cuando el juez levantó el secreto sobre otros 30 tomos, del 6 al 35.
 
Por tanto, en la fecha en que el informe del ácido bórico fue elaborado, el 14 de marzo de 2005, tan sólo se había levantado el secreto sobre los primeros cinco tomos del sumario. Esos cinco tomos, junto con algunos autos sueltos del juez Del Olmo y algunas declaraciones y careos dispersos, eran la única parte de la causa sobre la que no pesaba la orden de secreto. Y en aquel momento, la causa constaba ya de 114 tomos más una serie de piezas separadas. En total, más de 40.000 folios. ¿Cómo pudieron decidir esos mandos policiales, sin saber el contenido de esas decenas de miles de folios declarados secretos, que no era conveniente o relevante mencionarle al juez del caso que en un piso franco de ETA ya se había hallado ácido bórico anteriormente?
 
De hecho, a fecha de hoy, y una vez conocida la sentencia en primera instancia del juicio del 11-M, seguimos sin saber a quién corresponde la autoría intelectual de los atentados, por lo que, incluso aceptando que hubiera una serie de islamistas que actuaran como mano de obra en la masacre, no cabe descartar a nadie como responsable de haber dado las órdenes. Ni siquiera a ETA. Por tanto, con mucha menos razón podía descartarse ningún indicio en marzo de 2005, cuando aquel informe fue elaborado. En todo caso, sería el juez instructor el único que podría decidir qué era relevante y qué no.
 
Pero es que, además, el propio juez Del Olmo había solicitado expresamente que se le informara de toda posible relación existente entre ETA y los islamistas.
 
En concreto, el 11 de noviembre de 2004, el juez Del Olmo había ordenado a la Comisaría General de Información de la DGP y al Servicio de Información de la Guardia Civil que informara "con la máxima urgencia", si había existido o existía "algún tipo de vinculación, relación o contactos (operativos o no) entre la organización terrorista ETA o alguno de sus miembros, y organizaciones terroristas islamistas o algunos de sus miembros (incluyendo campos de entrenamiento o adiestramiento, redes de financiación o de aprovisionamiento de material, etc.)".
 
Es decir, los mandos policiales que eliminaron aquellas referencias a ETA no sólo no podían saber si eran relevantes o no, por estar el sumario declarado secreto, sino que esa eliminación choca frontalmente con la petición, que el propio juez Del Olmo había hecho, de que se informara de cualquier tipo de relación entre ETA y los islamistas.

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