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Felipe Couselo

Prince, al final de todos los caminos

Prince desafiaba a personas, entidades y clichés culturales a diario. Esta actitud combativa nunca estuvo exenta de un sentido de búsqueda musical que abrió tantos caminos como facetas tenía el símbolo. Viajemos por todas las caras de Prince Rogers Nelson

Que Prince haya fallecido es algo que aún no podemos asimilar del todo. Más que nada, fallecen muchos hombres (y símbolos) con él, cada uno con su propia historia y camino: perder a uno es una lástima, pero perderlos a todos resulta devastador. Porque con su muerte desaparecen todas las caras posibles que puede presentar un artista.

Se marcha el niño prodigio, que creció aprendiendo a tocar el piano de oído en su infancia, donde compuso su primera canción a los siete años de edad. Para cuando llegó a la adolescencia, ya dominaba la guitarra, la batería y casi cualquier instrumento que se pudiese incluir en un tema pop. Tanto es así que, para cuando este joven talento consigue su primer contrato (a la edad de 17 años y con Warner, nada menos), toca todos los instrumentos que suenan en su primer álbum, el For You editado en 1977.

Perdemos también a un vocalista que tardó en confiar en su propia voz, y que encontró que su sugerente interpretación vocal incitaba al baile, el sexo y la ambigüedad, arropada por el maquillaje, peinado y vestuario tan personales como su propia música. Un conjunto que llamaba la atención desde el primer momento, llegando a colarse en las listas estadounidenses a finales de los años setenta, preparando el camino al ídolo de masas.

Sí, es cierto, también se nos marcha el icono, el divo, el ídolo de buena parte de la juventud de los ochenta, muchos de los cuales la equiparaban en magnetismo al mismísimo Michael Jackson. Sin duda, su gran poder de convocatoria lo exhibió desde sus provocadoras estéticas y letras, en un tiempo en que la mujer de Al Gore y compañía jugaban a censoras y vigilantes por la decencia en la música. Uno de los temas del autor, "Darling Nikki", fue incluido en la lista no oficial de los más perniciosos, por referirse a la masturbación femenina en su letra. Tampoco es que le importase demasiado: el Prince provocador había despegado como "Dirty Mind" y "Controversy", y permanecía sereno ante las críticas.

Pero al que sin duda echarán de menos más que a nadie es al Prince compositor: no sólo por editar auténticos hits de éxito y enorme calidad a la vez, sino también por su capacidad para unir estilos como el rock, el pop, el disco o la psicodelia con claridad envidiable: si bien hemos aprendido a huir del término "fusión" como de la muerte, en Prince cobraba sentido porque sabía cómo fundir todos aquellos elementos en algo tan coherente como disfrutable. Los ejemplos más claros de este talento, los tenemos en dos enormes discos como Purple Rain o Sign O’ The Times: dos maravillas de su tiempo, en las que podemos comprobar la capacidad creadora del artista. El primero de ellos, ganó todo tipo de premios y le embarcó en una gira inmensa, además de hacerle ganar un Oscar y varios Grammy.

Por cierto, en cuanto a composición, hay que citar rodos aquellos temas que escribió para otros artistas, como el "Kiss" que reutilizaría Tom Jones junto a Art of Noise, aquel "Nothin’ Compares to You" que popularizó Sinead O’Connor, o el "Manic Monday" de las Bangles. Otros beneficiados por su talento son Alicia Keys, Chaka Can o Cyndi Lauper, por citar a algunos.

Tampoco podemos olvidar decir adiós al irreverente, el que desafió a su sello discográfico y, no pudiendo ganarle la batalla legal, procedió a denunciar su condición de quedar atado al sello hasta finales de los noventa pintándose la palabra "esclavo" en su mejilla, cada vez que tenía una aparición pública. Por el camino, se rebautizó como un símbolo, carente de pronunciación, y que aunaba los dos sexos, en un juego de ambigüedad siempre presente en su figura escénica. Y su figura no se extinguió, como podemos comprobar en sus diferentes renacimientos de cara al público (no hay más que ver su show de la Superbowl de 2007).

No queremos prescindir ninguno de sus discos, pero su proliferación tras obtener la libertad contractual nos deja una herencia tan abultada como completa, abarcando una variedad de estilos, tendencias y ejecuciones envidiables. Sea como sea, junto a The Revolution, The New Power Generation o cualquier otra formación, el de Minneapolis siempre dejaba buen sabor de boca: para comprobarlo, sólo necesitamos escuchar sus últimos discos, casi siempre con más frescura que el de cualquier supuesto transgresor joven. Prince desafiaba a personas, entidades y clichés culturales a diario, y esta actitud combativa nunca estuvo exenta de un sentido de búsqueda musical que abrió tantos caminos como facetas tenía el símbolo: también fue productor musical, y cineasta (guionista, director y productor) en varias ocasiones.

La pena es que se terminan todos los caminos para Prince… Al menos, los que puede recorrer su cuerpo. Todo lo demás, respira en cada nota y recuerdo de uno de los músicos con más talento de su tiempo.

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