"Luis Enrique ya habrá entendido lo que significa un derbi bajo el cielo de Roma", decía esta mañana un rotativo italiano después del partido de anoche, en el que la Lazio volvió a ganar el duelo de máxima rivalidad tras cinco derrotas consecutivas.
Por primera vez, Luis Enrique era protagonista de uno de los partidos más calientes del fútbol mundial. Y, tras un comienzo prometedor con el tanto de Osvaldo, su equipo cayó derrotado viéndose perjudicado claramente por la decisión del árbitro de expulsar a Kjaer y señalar el penalti que se tradujo en el empate.
Por ello, la prensa romana, siempre crítica con el técnico español, le puntúa con un 5,5 y le atizan por la alineación del danés Kjaer, a la postre, el triste protagonista del encuentro: "La elección no fue acertada".
El equipo romanista jugó bastante bien la primera mitad, cuando estuvieron en igualdad de condiciones, y con un papel destacado de los dos españoles, Bojan y José Ángel, que cumplieron a la perfección, pese a ser también primerizos en un derbi romano.
Curiosamente, los elogios le llegan a Luis Enrique desde el enemigo, algo que suele ser síntoma de preocupación. El técnico de la Lazio, Edy Reja, nunca había ganado un derbi y de él se había mofado Francesco Totti en la previa asegurando que el entrenador era el hombre del derbi. Hoy toda la prensa le eleva a los altares junto a Klose.
Reja no quiso responder directamente al símbolo de la Roma y elogió a Luis Enrique: "Quien tiene clase se ve en las actitudes y a tal propósito querría subrayar el señorío de Luis Enrique y espero que se convierta en un óptimo técnico viendo que está solamente en los inicios", indica el veterano técnico.
El veterano técnico de la Lazio continúa: "Al final del partido fue a saludarlo y le he dado la felicitación. Le he dicho que tiene que continuar convencido en las ideas propias y de seguir por su calle aunque vivimos en una plaza difícil".
El asturiano, tras unos inicios horrorosos, ha venido ganándose el respeto de la prensa con dos victorias consecutivas y, sobre todo, de la propia plantilla. Hizo las paces con Totti y De Rossi, los pesos fuertes, y se ganó a la afición. Sin embargo, la derrota en el derbi empaña el trabajo de las últimas semanas y, a buen seguro, que las palabras del técnico del máximo enemigo no ayudan a consolar a la afición romanista.