La capilla ardiente de Marco Simoncelli ha abierto sus puertas a las 9 de la mañana en la localidad de Coriano, donde el piloto vivía con su familia. El día ha despertado con una lluvia que presagia la triste jornada que se está viviendo en la provincia de Rimini.
Unas 80 personas aguardaban al féretro en el Teatro Comunale Corte, donde se ha instalado la capilla ardiente. Una vez abiertas las puertas, la multitud había crecido a unas 200 personas que querían despedir al piloto transalpino. Ahora son miles de personas las que hacen cola para dar el último adiós a Sic.
A su adiós no ha querido faltar su auténtica pasión. Dos motos han sido introducidas en el teatro: una Gilera 250 del Mundial ganado en 2008 y la Honda que pilotaba este año en MotoGP.
En el pequeño pueblo de Coriano, donde todos conocían a Simoncelli, la noticia cayó como una losa. Sus paisanos no olvidan a aquel niño que siempre soñó con disputar el Mundial de motociclismo y, una vez llegó a la cima, el sueño se volvió en una pesadilla en Sepang.
El féretro, cubierto por un cristal, está rodeado de fotos del piloto y de una foto proyectada sobre la pared que muestran a un Simoncelli sonriente. El número 58, su dorsal en las carreras, es portado en las camisetas de sus paisanos que nunca le olvidarán. La capilla ardiente permanecerá abierta hasta las 10 de la noche.