El 10 de diciembre de 2011, el Real Madrid jugaba ante el Barcelona, en el Santiago Bernabéu, el primer clásico liguero. Sin embargo, todas las miradas estaban puestas en el conjunto de Guardiola. Las quinielas sobre el equipo que sacaría el técnico azulgrana estaba a la orden del día. Se atrevería a jugar con una defensa de tres, jugaría Villa o bien preferiría alinear al chileno Alexis. Muchas dudas planeaban sobre el equipo culé.
Un mes más tarde, la gran duda recae sobre el equipo de Mourinho. Las bajas de Arbeloa, Khedira y Carvalho, así como la posible incorporación de Pepe en el mediocampo para frenar a Messi, están ayudando a Mourinho a crear incertidumbre. Para el portugués, todas estas dudas que se han creado son buenas. Nadie mejor que él sabe aprovecharlas. El entrenador portugués y su cuerpo técnico quieren evitar tentaciones y pretenden esconder cualquier opción de filtración sobre el equipo que alineará el miércoles en el Bernabéu.
La única manera de evitar 'chivatazos', la cosa que más puede enfadar a Mourinho, es no dar ni una sola pista a nadie, ni siquiera a sus propios jugadores. A pesar de los entrenamientos, en el que los entrenadores suelen ensayar con el equipo teóricamente titular para aplicar jugadas de estrategia, Mourinho no dará pistas. En la rueda de prensa previa al partido, el luso ha dejado caer que probará con varios jugadores en los puestos en los que tiene dudas y que, si es necesario, cambiará de modelo táctico.
El objetivo no es otro que tener a todos sus jugadores preparados y concentrados, sino que estos no filtren nada que pueda ayudar a Guardiola a preparar el choque. A falta de un día para jugar, poco se sabe del equipo titular que alineará el portugués. Nadie sabe si jugará con cinco defensas, si Lass Diarra estará en el lateral derecho o si apostará por Xabi Alonso y Pepe en el centro del campo. "No sé nada", dicen los futbolistas, sorprendidos, de que Mourinho no les haya revelado nada del once.
Además, Mourinho juega al gato y al ratón con Ángel Di María. Este martes amaneció con la noticia del periódico Marca, que aseguraba que el argentino se había lesionado en el entrenamiento del lunes y volvía a recaer de su lesión. El técnico luso, horas más tarde, confirmaba su presencia en la convocatoria. Los periodistas no entienden nada. En lo que todo el mundo coincide es en que esto forma parte de un plan del portugués para desarbolar los planes del Barcelona.
Mourinho juega al despiste con sus futbolistas
El portugués no desvela el once que alineará ante el Barcelona para evitar posibles filtraciones.
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