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'Allez les bleus!': el deporte francés, de fracaso en fracaso

Repasamos la decadencia del deporte francés en las últimas dos décadas.

Repasamos la decadencia del deporte francés en las últimas dos décadas.

Demasiado tiempo llevan los franceses mirando hacia el deporte español. No es la primera vez que achacan el éxito de los nuestros al dopaje. Los guiñoles de Canal+ son sólo un punto más de una cadena que ya vivió episodios como el de Yannick Noah o las acusaciones de la prensa gala a Nadal sin ninguna prueba ni ningún fundamento.

Más allá del disgusto que provoca en el país que deportistas españoles se lleven sus competiciones más importantes –Rafa Nadal lleva seis Roland Garros prácticamente consecutivos, y de los últimos seis Tours, cinco habían sido para un ciclista español- los deportistas franceses tienen algún problema que poco o nada tiene que ver con España.

Porque algo sucede cuando, dentro de los deportes que pueden considerarse importantes a nivel mundial, Francia no ha ganado prácticamente nada en los últimos lustros. Independientemente de que quien lo gane sea España, u otro país. El allez les bleus se oye más que nunca. Pero sólo para animar. No para celebrar.

Fútbol

En el deporte rey Francia siempre ha sido una de las referencias. Sin embargo, desde que se llevaran la Eurocopa del 2000 nada han ganado ni a nivel de selecciones ni a nivel de clubes. Antes al contrario. En el Mundial de 2002 llevaron a cabo su peor participación de la historia y, aunque en el 2006 cayeron en la final ante Italia, en 2010 volvieron a quedarse fuera en la fase de grupos, saliendo a la luz una serie de problemas internos impropios de un equipo de fútbol. Y en las Eurocopas, no ha logrado pasar de cuartos de final.

A nivel de clubes, ningún equipo francés ha logrado conquistar un título europeo desde mediados de los 90, cuando el Paris Saint Germain, en 1996, se llevó la extinta Recopa, y el Olympique de Marsella, en 1993, se proclamó campeón de la Copa de Europa. No obstante, poco después el presidente del OM terminó ingresando en prisión por un escándalo de sobornos en diversos partidos.

Tenis

Desde que terminara la Segunda Guerra Mundial, cuando el tenis alcanzó un nivel profesional, ningún francés ha ganado tan solo un Grand Slam, salvando el Roland Garros que obtuvo Yannick Noah en 1983. En cierta medida se puede salvar el equipo nacional, que conquistó la Copa Davis en 2001, 1996 y 1991, así como el tenis femenino, que con Mary Pierce primero (un Open de Australia y un Roland Garros) y Mauresmo después (un Wimbledon y otro Open de Australia) salvaron la honrilla del tenis francés. Pero son ya demasiados años sin ganar absolutamente nada...

Además, en la actualidad tampoco parece que nadie pueda revertir la situación. Hay una hornada de tenistas talentosos, como Monfils, Tsonga o Gasquet, aunque todos segundas espadas, sin que ninguno de ellos apunte a llevarse un Grand Slam.

Baloncesto

En otro de los deportes de equipo más importantes, el baloncesto, Francia se ha ido pegando un batacazo tras otro. Con la presencia de estrellas NBA –Parker, Diaw, Pietrus, Turiaf o Noah- siempre llega como una de las selecciones candidatas a todo, y termina quedándose a mitad de camino. Lo más reseñable en su historia reciente, la plata lograda en los Juegos Olímpicos de Sydney, y el segundo puesto en el último Eurobasket de Lituania... ante España. Resultados que no maquillan los decepcionantes campeonatos que han llevado a cabo en las últimas dos décadas. A nivel de clubes, absolutamente nada desde que el Limoges se proclamara campeón allá en 1993.

Balonmano

Es en balonmano donde mejor está viviendo ahora mismo el deporte francés. En los últimos seis años, dos mundiales, dos europeos, y unos Juegos Olímpicos, a pesar del batacazo del último europeo, en el que ni siquiera superaron la fase de grupos. Eso sí, a nivel de clubes, nada de nada.

Rugby

En el rugby, deporte de gran tradición en el país, tampoco se le ha dado mal en los últimos años. Pese a no ganar ningún Mundial, ni siquiera el disputado en su casa en 2007, sí ha sido capaz de conseguir cuatro VI Naciones (se disputa cada año), y el Stade Toulousain se ha mostrado como el más fuerte en la Copa Heineken –equivalente a la Champions- con cuatro títulos, el último hace dos temporadas.

Atletismo

En atletismo, aunque pueda parecer lo contrario, muy poquita cosa. Apenas tres medallas entre los últimos tres Juegos Olímpicos (Sydney 2000, Atenas 2004 y Pekín 2008) y las tres de bronce, y 5 oros en los últimos seis mundiales, tres de ellos en su Mundial de 2003. La gran esperanza francesa ahora mismo radica en el velocista Christophe LeMaitre. Habrá que verlo.

Natación

Algo mejor, aunque no demasiado, le ha ido a Francia en natación. Contando todas las disciplinas, entre Mundiales y Juegos, 7 oros en los últimos 9 campeonatos, aunque sólo dos de ellos en competición olímpica, gracias sobre todo a la irrupción de Alain Bernard y, antes, Laure Manaudou (artíficies de los dos oros olímpicos).

Golf

Nada de nada han ganado los golfistas franceses. Ningún Major y, pese a hospedar el Abierto más antiguo de Europa, muy esporádicamente, como el año pasado Levet, se lo lleva algún jugador local. Además, ninguno de los franceses aparece entre los 50 primeros del ranking mundial; de hecho, nos tenemos que remontar hasta el puesto 94 para encontrar a Gregory Havret.

Boxeo

Lejos quedaron los tiempos de Marcel Cerdan y Georges Carpentier, dos magníficos boxeadores de la primera mitad de siglo. Sólo Jean-Marc Mormeck, en Peso Crucero, ha logrado algún título internacional para el país francés. Un bagaje muy pobre.

Motor

En el mundo del motor también han entrado los franceses en un periodo de decadencia preocupante. En los años 80 y principios de los 90 consiguió ser uno de los países más importantes dentro de la Fórmula 1, sobre todo de la mano de Alain Prost, campeón del mundo en cuatro ocasiones. Pero no era el único; también andaban por ahí buenos pilotos como Jean Alesi, Erik Comas, Yannick Dalmas o un entonces prometedor –aunque quedó en nada- Oliver Panis.

Sin embargo, desde que El Profesor lograra su último título en 1993, nada de nada. Apenas tres victorias en grandes premios, y un gran vacío de pilotos en los últimos mundiales –salvo aparición esperódica de Bourdais- paliada relativamente con la presencia esta temporada de Grosjean en Lotus y Pic en Marussia.

Tampoco le han ido nada bien las cosas en motociclismo. Desde el año 2000, sólo Mike Di Meglio ha logrado un título mundial, el de 125 en 2008. Únicamente dos pilotos han estado en los últimos años en la máxima categoría: Olivier Jacque, que en siete temporadas no logró ninguna victoria, y Randy de Puniet, quien desembarcó en 2006 y aún no ha conseguido ningún triunfo.

Salvan la papeleta los pilotos de Rally, eso sí. Tanto Cyril Despres –ganador de cuatro Dakar- en motos, como Sebastien Loeb –ganador de ocho mundiales- en coches, asi como Peterhansel -vencedor de diez Dakar- en ambas modalidades están considerados los mejores del mundo. Pero su relevancia, obviamente, es menor que en la Fórmula 1 o en los Mundiales de motociclismo.

Ciclismo

Y por último, el ciclismo. Probablemente, el deporte que más les duele a los franceses. Atrás quedaron los tiempos de Anquetil, Hinault o Fignon, tres de los más grandes de la historia. Incluso, los de Jalabert, Virenque, Bernard o Leblanc, que mantuvieron al ciclismo francés en la cúspide durante los años 90. Desde la entrada del nuevo milenio, nada han ganado los ciclistas galos, carentes de un ídolo y referente que siempre habían tenido. Ni Chavanel, ni Moncoutie, ni Feillu, ni Voeckler han sido capaces, ni por asomo, de ocupar ese lugar. En Pierre Rolland están puestas ahora todas las esperanzas del país.

Por eso, no es de extrañar que en la última edición del Tour de Francia, aun a sabiendas de que era imposible que terminara ganando la prueba, se emitieran tantas imágenes del local Thomas Voeckler defendiendo el maillot amarillo. Porque hace ya 27 años que ningún ciclista francés gana su gran vuelta, la más importante del mundo.

Resumiendo, en todos los deportes importantes a nivel mundial tanto individuales –tenis, ciclismo, golf y motor- como colectivos –fútbol y baloncesto-, los franceses acumulan un fracaso tras otro en los últimos años. Sólo el balonmano y, en cierta medida, el rugby les permite alguna alegría de vez en cuando. Por tanto, Francia debe dejar de mirar a los demás y centrarse en sí misma para volver a ser una superpotencia mundial en el deporte. Como lo fue hace no tantos años. Como lo es en la actualidad España.

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