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Nadal es el Príncipe en Montecarlo

Nadal ha ganado la final de Montecarlo a Djokovic en apenas 78 minutos. Es la octava vez que se impone en el Principado.

Nadal ha ganado la final de Montecarlo a Djokovic en apenas 78 minutos. Es la octava vez que se impone en el Principado.

Sólo podía ser en Montecarlo o en Roland Garros. Tras siete finales consecutivas perdidas, Rafa Nadal por fin ha ganado (6-3 y 6-1) al gigante serbio Novak Djokovic, y lo ha hecho para levantar su octavo trofeo en Montecarlo, algo que nadie había conseguido hasta ahora. Es su vigésimo triunfo en un Masters 1.000 y se convierte en el jugador con más victorias en este tipo de torneos, superando a Roger Federer. 

Desde la final del Abierto de Estados Unidos de 2010 Rafa Nadal no conseguía batir al serbio. Desde entonces, Djokovic le había arrebatado el número uno y le había ganado en todo tipo de superficies y torneos, incluida la tierra batida de Madrid y Roma. Sin embargo, Montecarlo es diferente.

El Principado es el lugar donde Nadal se dio a conocer. Eliminó entonces al campeón del torneo, Albert Costa, para caer contra Guillermo Coria. Esa es su última derrota en la tierra del Príncipe Alberto. Desde entonces, ocho trofeos en Montecarlo, donde ganó su último Masters 1.000 hace ahora un año. No puede comenzar mejor la gira de tierra batida.

Nadal, con el juego más agresivo que ya exhibió en Australia, acaba de un plumazo con todos los fantasmas e inicia el camino hacia Roland Garros con optimismo. El balear ha hecho un tenis muy sobrio, basado en un saque agresivo, y no ha dejado a Djokovic meterse en el partido en ningún momento.

En apenas 78 minutos Nadal ha acabado con los fantasmas. Sólo ha concedido un break en todo el partido, en el segundo set, cuando ya se atisbaba la victoria. En toda la primera manga Djokovic no llegó ni siquiera al deuce y el español rompió en dos ocasiones el servicio del serbio, para anotarse la primera manga por la vía rápida.

La receta era la misma que empleó en Australia. Un juego más agresivo, un saque mucho más ajustado y no dejar meterse al serbio en el partido. Funcionó a la perfección porque no vimos al Djokovic de otras plazas. Y no sólo es por la tierra batida, donde ya demostró que podía ganar a Nadal como en Madrid y en Roma, sino por un cambio en la mentalidad del número dos del mundo.

Con la primera piedra puesta en el primer set, a Nadal no se le encogió el brazo en la segunda manga. Siguió haciendo daño al servicio del serbio, rompiéndolo en dos ocasiones. Con la victoria en el horizonte, Djokovic salió de la tumba para robar por primera vez el saque de Nadal, en el quinto juego del segundo set. Iba a ser el único juego en toda la manga, ya que el español le devolvió el break rápidamente y ya no perdonó con su saque.

Nadal recupera sensaciones y, lo que es aún más importante, gana moral. El español decía que el partido llegaba "demasiado pronto", pero lo cierto es que la victoria ha llegado en el momento justo. Ahora queda toda una temporada de tierra batida, con los Masters 1.000 de Madrid y de Roma y el objetivo de Roland Garros. Nadal nunca se ha ido. Se acabó el gafe.

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