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La Copa Cataluña se suspende después del desprecio del Barcelona

Lo que "debía ser una fiesta del fútbol catalán" ha sido cancelado finalmente por el desplante azulgrana, preocupado por la próxima temporada.

Tanto defender la catalanidad de su club y de su fútbol, y el Barcelona se ha cargado la Copa y la Supercopa de Cataluña, que se iba a disputar el próximo martes 31 de julio en el Estadio Olímpico Luis Companys. Lo que en principio debía ser "la fiesta del fútbol catalán" no se va a llevar a cabo después de que el conjunto azulgrana se negara a participar con el primer equipo.

El pasado 11 de julio, durante la presentación de la Supercopa de Cataluña, acto en el que estuvieron presentes el presidente de la Gerneralidad Artur Mas, Sandro Rosell, Ramon Condal y Andreu Subies, presidentes del Barcelona, del Espanyol y de la Federación Catalana de Fútbol, respectivamente, el Barcelona se comprometió a acudir con sus mejores jugadores.

Sin embargo, este mediodía el conjunto azulgrana hizo pública su decisión de acudir a la cita con el filial, y no con el primer equipo. El vicepresidente deportivo de la entidad azulgrana, Jordi Bartomeu, argumentó "la agenda tan repleta de partidos de nuestro primer equipo, así como la no disponibilidad de los jugadores internacionales, y, sobre todo, el riesgo de lesiones, como ha sucedido con Marc Muniesa". Vamos, un desprecio que sería lógico, dada la magnitud del torneo, si no fuera por la catalanidad que representa y que supuestamente siempre ha defendido el Barcelona.

La decisión ha provocado que la Federación Catalana de Fútbol (FCF) decidiera cancelar la competición, "después de hablar con todas las partes implicadas": el Espanyol, rival del Barcelona en la Supercopa, y el Manlleu y el Gimnàstic de Tarragona, los dos equipos que iban a disputar previamente en el mismo escenario la final de la Copa Cataluña.

La falta de las estrellas del mejor equipo de Cataluña y supuestamente el más catalanista provoca que las expectativas de público se reduzca a prácticamente la nulidad, lo que ha obligado a la FCF a desestimar la opción de llevarla a cabo. "Inicialmente, se tenía que vivir una fiesta del fútbol catalán que permitiera lograr beneficios, que se destinaría posteriormente al fútbol modesto de nuestro país. Ante el elevado riesgo económico y social que representa esta situación -el anuncio del Barça de jugar con el filial- se ha considerado que la mejor opción es la suspensión de las competiciones", lamenta el comunicado oficial.

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