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NBA

Pau Gasol, sobre su vértigo: "Fue una pesadilla, me dio miedo"

El pívot español lleva una semana fuera de las pistas y tuvo que pasar por el hospital.

El pívot español lleva una semana fuera de las pistas y tuvo que pasar por el hospital.
Pau Gasol, mareado en el banquillo de los Lakers. | EFE

Pau Gasol podría regresar este martes a las pistas tras pasar más de una semana de baja por las repercusiones del episodio de vértigo que sufrió el pasado 23 de marzo, unos problemas que fueron "una pesadilla", según relató el jugador.

"Estaba muy mareado, en un estado atolondrado y somnoliento durante cinco o seis días en casa sin poder moverme mucho. Estuve tumbado. Dejé que mi sistema se reajustara. Me dio miedo. A mí, a mi familia y a los que me quieren", indicó el español al término de su entrenamiento con los Lakers.

El jugador podría volver a jugar frente a los Portland Trail Blazers y dejar así atrás los problemas que comenzaron en el descanso del partido de su equipo contra los Orlando Magic, cuando comenzó a sentir mareos y náuseas que le obligaron a pasar la noche en observación en un hospital.

Causas desconocidas

La resonancia magnética que se le practicó no reveló ningún daño en su cabeza, informó en su momento el club. El pívot barcelonés recibió tres litros de suero intravenoso en el tiempo que pasó en vestuarios tratando de recuperarse.

"Fue una pesadilla", admitió. "Me sentía horrible. Todos los que estaban conmigo se sentían mal al verme tan extremadamente pálido. Estaba temblando. No me podía mover (...) No me podía levantar ni sentar. Me llevaron al hospital en una camilla. No fue una experiencia agradable", rememoró.

La causa del vértigo sigue sin ser determinada a pesar de los exámenes realizados por la franquicia, aunque los médicos creen que puede deberse a una infección respiratoria que sufrió meses atrás, o a un virus que le afectó el oído interno y le provocó el ataque. "Por suerte soy una persona bastante calmada", apuntó.

"Me tomo las cosas con tranquilidad, generalmente. No reacciono de forma emocional fácilmente, así que eso juega a mi favor. No me obsesiono. No le doy muchas vueltas. Eso me ayudó. Pero muchas cosas podían haber pasado por mi cabeza cuando, tras unas horas, no me podía mover. No podía ni mover los ojos porque me entraban náuseas o ganas de vomitar", declaró.

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