Sergio García, cada vez más cerca de lograr su primer 'grande'
La luz que parpadea ante la próxima llegada a destino indica, a una ronda del final del Abierto Británico de golf en el campo escocés de Carnoustie, que a Sergio García, de 27 años, le ha llegado el momento de conquistar su primer torneo de 'Grand Slam'. El castellonense continúa liderando el torneo en solitario de forma ininterrumpida desde el primer día. Además, afrontará la última jornada sin la amenaza de Tiger Woods, ya casi sin opciones al estar a ocho golpes de la cabeza.
L D (EFE) Anulada la sombra de Tiger, otro estadounidense ha tomado el relevo para intentar frenar el sueño de García. Steve Stricker ha hecho este sábado 64 golpes (7 abajo y otros tantos 'birdies') y ha igualado el récord del campo para colocarse a tres golpes del español. Stricker, de 40 años y dos títulos de relieve en su palmarés -su mayor gesta el Mundial Match Play de 2001-, es la mayor amenaza para Sergio, aunque porfían igualmente por el título DiMarco, McGinley, Stewart Cink, Harrington, KJ Choi, Ernie Els, Broadhurst, Jim Furyk, Vijay Singh y el otro español en liza, el malagueño Miguel Ángel Jiménez. Es decir, una constelación de estrellas, pero todos ellos a seis golpes de García.
A excepción de Seve Ballesteros, que en esto de pescar 'salmones' fue ciertamente precoz, el otro golfista español que consiguió ganar títulos de 'Grand Slam', el vasco José María Olazábal, lograba el primero de los dos que jalonan su palmarés (Masters de Augusta en 1994) con 28 años. García camina con paso firme hacia la gloria que otorga la Jarra de Plata. Salvo un colapso monumental, el castellonense está próximo a este nuevo éxito para el golf español, en el campo más difícil para un Open Abierto Británico y tras el último que logró Olazábal en el Masters de 1999, hace ya más de ocho años.
En Pedreña celebraron el primer título del Abierto Británico ganado por Ballesteros en 1979 con un estruendoso repique de campanas desde la torre de la iglesia. Entonces, el golf era un deporte absolutamente elitista y restringido en España. En Borriol parece justo que el párroco de esta localidad castellonense tenga preparadas las suyas, máxime cuando se trata ya de un deporte popular en nuestro país, que cuenta con más de 300.000 licencias federativas frente a las menos de 20.000 que en 1979, el citado año de Seve, se registraban oficialmente. Pero sería apresurado que el párroco de Borriol lanzase sus campanas al vuelo cuando la presión de los 18 hoyos finales de un Abierto Británico son capaces de paralizar incluso a un tren de mercancías.
García, que este sábado vestía con los colores de la bandera española, no debe olvidar que ya ha pasado por la frustración de rozar un título en este torneo, en el US PGA y en el Abierto estadounidense, en cuanto a torneos de 'Grand Slam' se refiere. El de Borriol ha jugado, como casi siempre, excelso de 'tee' a 'green', y en los 'greens' aprovechó las ocasiones sin cometer, aún, tres 'putts' después de 54 hoyos. El único borrón lo echó García en el 'approach' del hoyo 17, ya que su bola impactó directamente en el rostro de un fotógrafo apostado en las cercanías del 'green'. Pero el español superó el trance con un delicado golpe que dejó hecho el par.
Tiene el español controlado el torneo y le separa un margen cómodo de tres golpes sobre su inmediato perseguidor, Stricker, después de una ronda este sábado con 68 golpes y tres 'birdies' sin errores. Y lo más positivo es que Sergio García está cómodo en Carnoustie, casi tanto como en el campo que le vio nacer, el campo de golf del Mediterráneo en su Castellón natal.
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