
L D (EFE) Enron, que llegó a ser la séptima mayor compañía de Estados Unidos, quebró en diciembre del 2001, cuando salieron a la luz operaciones no registradas en su contabilidad, que sus directivos habían usado para ocultar sus deudas e hinchar los beneficios de la empresa y sus propios honorarios.
Fue la mayor quiebra en la historia de EEUU, supuso la desaparición del valor en Bolsa de la compañía, calculado en unos 68.000 millones de dólares, y la pérdida de trabajo y de sus pensiones de miles de empleados. La sentencia contra Skilling, de 52 años, es la más dura aplicada hasta ahora contra un directivo de Enron. Más de 15 ex ejecutivos se han declarado culpables o han sido condenados por su papel en la trama.
El ex director financiero Andrew Fastow fue condenado a seis años de cárcel, después de que llegara a un acuerdo con la fiscalía a cambio de su testimonio contra sus antiguos jefes. Fastow afirmó bajo juramento que Skilling, quien era su jefe, aprobó la creación y usó sociedades irregulares para esconder las pérdidas de la compañía.
La fiscalía argumentó que tanto Skilling como Lay mintieron para cubrir la red ilegal, que llevó a Enron a la bancarrota. En cambio, Skilling testificó ante el jurado que se retiró de Enron por motivos personales y no porque se acercara el desastre financiero de la empresa. "Soy absolutamente inocente", señaló Skilling, quien dijo no sospechar que Enron estaba al borde de un escándalo financiero cuando se fue.
Según Fastow, él mismo comenzó la trama en 1999 con la creación de una sociedad pequeña, LJM, para ocultar las pérdidas que sufrió Enron por una inversión en una empresa nueva. Luego expandió el mecanismo para sacar de la contabilidad de la compañía "cientos de millones de dólares en pérdidas", afirmó. Skilling, quien era entonces presidente ejecutivo (CEO), y Lay, ex presidente del Consejo de Administración, sabían de esos manejos, según Fastow. De hecho, fue Skilling quien le instó a aumentar el tamaño de la sociedad inicial, que en principio sólo contaba con un capital de 16 millones de dólares.
Fastow llegó a captar casi 400 millones de dólares de inversores para LJM1 y LJM2, de los cuales se quedaba con el dos por ciento, además de 500.000 dólares fijos al año como incentivo por su trabajo. Ese dinero fue usado para inflar los ingresos en los libros de contabilidad de Enron y "poder divulgar los números (de resultados) que queríamos divulgar", explicó Fastow.
Fue la mayor quiebra en la historia de EEUU, supuso la desaparición del valor en Bolsa de la compañía, calculado en unos 68.000 millones de dólares, y la pérdida de trabajo y de sus pensiones de miles de empleados. La sentencia contra Skilling, de 52 años, es la más dura aplicada hasta ahora contra un directivo de Enron. Más de 15 ex ejecutivos se han declarado culpables o han sido condenados por su papel en la trama.
El ex director financiero Andrew Fastow fue condenado a seis años de cárcel, después de que llegara a un acuerdo con la fiscalía a cambio de su testimonio contra sus antiguos jefes. Fastow afirmó bajo juramento que Skilling, quien era su jefe, aprobó la creación y usó sociedades irregulares para esconder las pérdidas de la compañía.
La fiscalía argumentó que tanto Skilling como Lay mintieron para cubrir la red ilegal, que llevó a Enron a la bancarrota. En cambio, Skilling testificó ante el jurado que se retiró de Enron por motivos personales y no porque se acercara el desastre financiero de la empresa. "Soy absolutamente inocente", señaló Skilling, quien dijo no sospechar que Enron estaba al borde de un escándalo financiero cuando se fue.
Según Fastow, él mismo comenzó la trama en 1999 con la creación de una sociedad pequeña, LJM, para ocultar las pérdidas que sufrió Enron por una inversión en una empresa nueva. Luego expandió el mecanismo para sacar de la contabilidad de la compañía "cientos de millones de dólares en pérdidas", afirmó. Skilling, quien era entonces presidente ejecutivo (CEO), y Lay, ex presidente del Consejo de Administración, sabían de esos manejos, según Fastow. De hecho, fue Skilling quien le instó a aumentar el tamaño de la sociedad inicial, que en principio sólo contaba con un capital de 16 millones de dólares.
Fastow llegó a captar casi 400 millones de dólares de inversores para LJM1 y LJM2, de los cuales se quedaba con el dos por ciento, además de 500.000 dólares fijos al año como incentivo por su trabajo. Ese dinero fue usado para inflar los ingresos en los libros de contabilidad de Enron y "poder divulgar los números (de resultados) que queríamos divulgar", explicó Fastow.