LD (EFE) La desaceleración de la demanda, debido al endurecimiento de las condiciones financieras, se verá compensada por el impulso demográfico, el dinamismo del empleo y la demanda de vivienda por parte de no residentes, dijo este jueves el director del Servicio de Estudios de BBVA, José Luis Escrivá, en la presentación del último número del estudio "Situación Inmobiliaria".
La subida progresiva de los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE), hasta alcanzar el 4 por ciento a mediados de 2007, junto con la continuación de la subida de los precios, ha endurecido las condiciones de acceso a la vivienda y las familias endeudadas se verán afectadas durante este año, conforme se revisen sus préstamos hipotecarios. El mayor impacto de esta subida se registrará este año, cuando el pago por intereses alcance el 7,2 por ciento de la renta disponible de las familias frente al 5,5 por ciento de 2006.
El aumento de los tipos de interés hipotecarios significa un cambio relevante respecto a lo ocurrido en los seis últimos años, cuando el crecimiento de precios de la vivienda era el único factor que contribuía al deterioro de la accesibilidad. El endurecimiento de las condiciones de financiación se reflejan en un menor pulso de la demanda de vivienda, lo que se traduce en un alargamiento de los plazos de venta, el práctico estancamiento de las transacciones, especialmente de la vivienda usada, y en una moderación de la demanda de crédito de los hogares para adquisición de vivienda.
Sin embargo, existen ejemplos internacionales (Australia, Reino Unido, Estados Unidos) de que el efecto contractivo de los tipos de interés sobre la demanda y los precios inmobiliarios tiene un impacto limitado en un entorno económico favorable, especialmente si se registran incrementos sostenidos del empleo, factor fundamental del crecimiento de la renta disponible de los hogares.
El número de transacciones de viviendas se ha moderado hasta crecer un 2 por ciento en el tercer trimestre del año y se observa un menor dinamismo del mercado de vivienda usada, cuyas transacciones se han mantenido relativamente estables durante los últimos doce meses y han caído en los dos últimos trimestres a ritmos del 3 por ciento respecto al mismo período del año anterior.
Para Escrivá, la vivienda usada refleja de manera más fidedigna el momento del mercado, ya que las transacciones de vivienda nueva registradas ahora, cuando la vivienda está terminada suelen responder a decisiones previas de compra sobre plano. En cuanto a la oferta, del estudio de desprende de que está en máximos y los visados de viviendas han superado las 900.000 unidades en 2006, por lo que se espera una disminución hacia niveles más acordes con el pulso actual de la demanda.
No obstante, Escrivá negó la existencia de un exceso de la oferta, por lo que descartó escenarios de caídas de precios, situación que sólo podría producirse este año en algunas zonas puntuales, incluidos algunos puntos del litoral. El estudio apunta, asimismo, a que el dinamismo de la economía, particularmente intenso en el sector inmobiliario, ha tenido un reflejo positivo en los recursos totales de las Administraciones Públicas españolas.
La recaudación vinculada directamente al mercado inmobiliario ha experimentado un notable crecimiento, alcanzando un volumen equivalente al 3,2 del Producto Interior Bruto (PIB), aunque el impacto directo del sector sobre el total de ingresos públicos es relativamente reducido, aportando en torno al 9,5 por ciento del total. La moderada desaceleración de la economía española, ligeramente más acusada en el sector inmobiliario, que prevé el estudio, podría reducir su participación en el PIB aproximadamente un 1 punto porcentual, hasta situarse en torno al 2 por ciento.
La subida progresiva de los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE), hasta alcanzar el 4 por ciento a mediados de 2007, junto con la continuación de la subida de los precios, ha endurecido las condiciones de acceso a la vivienda y las familias endeudadas se verán afectadas durante este año, conforme se revisen sus préstamos hipotecarios. El mayor impacto de esta subida se registrará este año, cuando el pago por intereses alcance el 7,2 por ciento de la renta disponible de las familias frente al 5,5 por ciento de 2006.
El aumento de los tipos de interés hipotecarios significa un cambio relevante respecto a lo ocurrido en los seis últimos años, cuando el crecimiento de precios de la vivienda era el único factor que contribuía al deterioro de la accesibilidad. El endurecimiento de las condiciones de financiación se reflejan en un menor pulso de la demanda de vivienda, lo que se traduce en un alargamiento de los plazos de venta, el práctico estancamiento de las transacciones, especialmente de la vivienda usada, y en una moderación de la demanda de crédito de los hogares para adquisición de vivienda.
Sin embargo, existen ejemplos internacionales (Australia, Reino Unido, Estados Unidos) de que el efecto contractivo de los tipos de interés sobre la demanda y los precios inmobiliarios tiene un impacto limitado en un entorno económico favorable, especialmente si se registran incrementos sostenidos del empleo, factor fundamental del crecimiento de la renta disponible de los hogares.
El número de transacciones de viviendas se ha moderado hasta crecer un 2 por ciento en el tercer trimestre del año y se observa un menor dinamismo del mercado de vivienda usada, cuyas transacciones se han mantenido relativamente estables durante los últimos doce meses y han caído en los dos últimos trimestres a ritmos del 3 por ciento respecto al mismo período del año anterior.
Para Escrivá, la vivienda usada refleja de manera más fidedigna el momento del mercado, ya que las transacciones de vivienda nueva registradas ahora, cuando la vivienda está terminada suelen responder a decisiones previas de compra sobre plano. En cuanto a la oferta, del estudio de desprende de que está en máximos y los visados de viviendas han superado las 900.000 unidades en 2006, por lo que se espera una disminución hacia niveles más acordes con el pulso actual de la demanda.
No obstante, Escrivá negó la existencia de un exceso de la oferta, por lo que descartó escenarios de caídas de precios, situación que sólo podría producirse este año en algunas zonas puntuales, incluidos algunos puntos del litoral. El estudio apunta, asimismo, a que el dinamismo de la economía, particularmente intenso en el sector inmobiliario, ha tenido un reflejo positivo en los recursos totales de las Administraciones Públicas españolas.
La recaudación vinculada directamente al mercado inmobiliario ha experimentado un notable crecimiento, alcanzando un volumen equivalente al 3,2 del Producto Interior Bruto (PIB), aunque el impacto directo del sector sobre el total de ingresos públicos es relativamente reducido, aportando en torno al 9,5 por ciento del total. La moderada desaceleración de la economía española, ligeramente más acusada en el sector inmobiliario, que prevé el estudio, podría reducir su participación en el PIB aproximadamente un 1 punto porcentual, hasta situarse en torno al 2 por ciento.