Atención a las medidas que propone el dirigente del banco central británico. "De todas las formas posibles de organizar la banca, el sistema que tenemos hoy es, con mucho, el peor". Ésta es tan sólo una de las perlas que soltó King durante su intervención en The Economist’s Buttonwood Gathering, celebrado el pasado lunes en Nueva York.
Tras recordar que el banco Northern Rock, nacionalizado por el Gobierno británico tras el estallido de la crisis financiera en 2007, era considerado una de las entidades más solventes del mundo bajo los criterios impuestos por Basilea II (normativa bancaria internacional), cargó con una dureza inusitada contra los nuevos requisitos que pretende imponer Basilea III.
Así, en su discurso, si bien tildó como algo positivo el endurecimiento de los criterios de solvencia y el aumento de los requisitos de capital que prevé implantar este nuevo acuerdo, calificó de "insuficiente" la reforma, ya que "Basilea III, por sí sola, no impedirá otra crisis" financiera. Por ello, King defendió ir mucho más allá, mediante la implantación de "medidas más radicales".
En primer lugar, separar por completo la banca minorista (comercial) de la banca de inversión. Se trataría, pues, de restaurar la ley Glass-Steagall, tal y como proponía el ex banquero central Paul Volcker para reformar la banca de EEUU -aunque quedó algo diluida en el texto definitivo aprobado por el Congreso de EEUU-. En esencia, esta medida consiste en limitar la especulación bursátil de la banca (trading por cuenta propia) usando el dinero de los depósitos, operaciones que representan gran parte de las ganancias bancarias, y que King se atrevió a calificar como "alquimia financiera".
Asimismo, abogó por exigir unas ratios de capital muy superiores a los marcados en Basilea III el pasado septiembre. Tras meses de intensas negociaciones, los reguladores financieros de los 27 países miembros que forman el Comité de Supervisión Bancaria acordaron en Suiza elevar la ratio mínima de capital (Tier 1) desde el 2% vigente hasta un total del 7%.
El Tier 1 mide los fondos propios de un banco (capital más los beneficios retenidos) con los activos (créditos), ajustados por su grado de riesgo. Basilea III obliga a aumentar las reservas bancarias (colchón) con el fin de hacer frente a un mayor volumen de pérdidas y deterioro de activos, tratando así de garantizar la solvencia de las entidades. Pero King consideró que es insuficiente y defendió elevar mucho más las ratios de capital exigidas a las entidades. Recordó que los activos más líquidos en poder de los bancos tan sólo representan ahora el 2% frente al 33% de décadas anteriores.
De este modo, su intervención se centró, sobre todo, en criticar la suavidad y tibieza de Basilea III. Fue entonces cuando, ante un auditorio sorprendido, comenzó a desgranar posibles medidas "más radicales" a tener en cuenta a fin de evitar en el futuro crisis financieras como la actual.
Por encima de todas ellas destacó, sobre todo, una: "Eliminar la reserva fraccionaria", esto es, la vieja práctica por la que los bancos emplean los depósitos a la vista (cuentas corrientes) para conceder préstamos a medio o largo plazo, exacerbando así el temido descalce de plazos, raíz y origen de la crisis financiera. King se mostró, pues, favorable a reformar la reserva fraccionaria, base del sistema financiero moderno desde hace más de un siglo.
King parece tomar en consideración la propuesta presentada en el Parlamento británico el pasado septiembre, consistente en restaurar la reserva 100% en los depósitos bancarios, Tal y como avanzó Libertad Digital, Steve Baker y Douglas Carswell, diputados conservadores de la Cámara, defendieron una reforma financiera inédita, basada en las propuestas del economista español Jesús Huerta de Soto, catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos.
La idea consiste, básicamente, en limitar la reserva fraccionaria de la banca. Es decir, el privilegio legal por el cual una entidad puede prestar los depósitos a la vista de sus clientes, expandiendo así el crédito. Y es que, un banco tan sólo está obligado por ley a conservar en caja el 2% de los depósitos a la vista para pagar a los clientes que deseen retirarlo, el resto lo presta una y otra vez.
Así, por ejemplo, cuando un cliente deposita 100 euros en una cuenta a la vista (cuenta corriente), su dinero, en realidad, se esfuma ya que, automáticamente, la entidad está autorizada legalmente por el gobierno para prestar hasta el 98% de esa cantidad. Esos 98 euros son, a su vez, depositados en otra cuenta y, nuevamente prestados a otro cliente con tal de reservar el 2% (coeficiente de caja), y así sucesivamente en un proceso que puede repetirse hasta 50 veces, aumentando de forma exponencial la oferta monetaria (expansión crediticia).
Descalce de plazos
La reforma de Baker y Carswell trata de restaurar la Ley de Peel de 1844, sólo que extendiéndola a los depósitos bancarios. Aunque, según otros analistas, esta propuesta por sí sola no podría eliminar al 100% el dañino descalce de plazos, supone una auténtica revolución y mejoraría sustancialmente la solvencia bancaria, tal y como explica Juan Ramón Rallo. King estudia ahora esta posibilidad, si bien es cierto que la unanimidad respecto a ésta y otras medidas brilla por su ausencia en el seno del Banco de Inglaterra. Pese a todo, ya es un hito que un banquero central simplemente considere viable esta opción.
"La respuesta al problema es probable que sea muy simple. Los bancos deben financiarse mediante activos mucho más sólidos en lugar de deuda a corto plazo. Mucha, mucha menos deuda a corto plazo... Las inversiones arriesgadas no pueden ser financiadas de otro modo". King se refiere aquí al verdadero talón de Aquiles del actual sistema financiero: bancos que se endeudan a muy corto plazo (mediante depósitos a la vista o la venta de bonos y cédulas hipotecarias a tres o cinco años) e invierten a muy largo plazo (concesión de hipotecas a 30 años).
La carta de King
En cuanto a su postura concreta respecto a la reserva fraccionaria, King es mucho más claro en privado. Así, en una reciente carta privada, el gobernador indica que se muestra "favorable" a extender la Ley de Peel a los depósitos a la vista, aunque recuerda que no quiere "perjudicar el resultado de las deliberaciones de la Comisión de la Banca", el grupo de expertos que en la actualidad debate la reforma financiera británica.
Según los analistas, el mensaje de King es el siguiente: "Estoy de acuerdo en que, probablemente, se debería impedir a los bancos la creación de dinero" mediante la citada expansión del crédito (el crédito cuenta como dinero en circulación). "Pero no depende de mí decidirlo" sino de la "Comisión Bancaria". Independientemente del resultado final del debate lo relevente es que, por primera vez, un banquero central en ejercicio cuestiona la reserva fraccionaria. Algo inédito, un hito histórico.